Darek Evans
— Mami, no te vayas ¡No me dejes aquí! — Mamá me ignora sigue buscando las llaves del auto.
— Mami ¿A dónde vamos? — Pregunto mi hermana mayor, mi madre se detiene frente a ella y la mira con dulzura antes de responder.
— Vamos a ir a un lugar mejor, dónde tendrás todo lo que quieras y seremos muy muy felices. Ahora ayudame a buscar las llaves del auto cariño.
Ella sigue con lo suyo, mi hermana, insatisfecha con su respuesta, hace una nueva pregunta.
— ¿Y por qué no llevamos a mi hermano a ese lugar?
Está vez, mi madre no responde, solamente la escuchamos festejar cuando encuentra las llaves del auto.
La vemos tomar las mochilas con su ropa y la de mi hermana, camina hacía mí y se pone de cuclillas para estar a mi estatura.
— Escucha, te quedarás aquí y esperaras a papá, le dirás que Sophia y yo nos hemos ido y que es libre de hacer su vida como deseé.
— Pero mami yo...— Ella me interrumpe.
— Algún día, si papá trae a una nueva mujer, llámala mamá ¿De acuerdo? Tu padre es lo único que te queda, no lo pierdas. Es el único consejo que puedo darte.— Sin más, ella besa mi frente antes de darme un pequeño empujón lo suficientemente fuerte para que mis piernas débiles flaqueen y caiga de espaldas.
Con tan solo 6 años, entro en pánico y hago lo posible por ponerme de pie y correr hacía mamá para aferrarme a ella.
Pero es demasiado tarde, cuando logro ponerme de pie y correr hacía ellas la puerta se cierra con fuerza, únicamente escucho los gritos de mi hermana al otro de la puerta, pidiendole a mamá que me lleven con ellas. Yo también grito y golpeó la puerta, me detengo cuando escucho el auto alejarse.
No se que ha pasado, siento un hueco en mi interior ¿Fueron a acampar? ¿Por qué mamá no me llevo?
Las lágrimas no se hacen esperar, camino lentamente hacía el sofá preferido de mamá, observó que ahí se encuentra su manta favorita, me subo con un poco de dificultad y me envuelvo en su manta dispuesto a esperar a que regresé. No me doy cuenta en qué momento me he quedado dormido, solo se que aún hay luz del sol entrando por la ventana. Era un día soleado ¿No eran buenos los días soleados?... Este no pintaba serlo.
Cuando despierto, la luz que entraba por la ventana se ha ido, la casa está obscura y el sonido de la puerta siendo abierta me hace bajar torpemente del sofá y correr hacía la entrada.
— ¡Mamá! ¡Perdón! Ya no te haré enojar, me portare bien pero no me dejes.— Una vez más vuelvo a llorar.
Me aferró una de las piernas de la persona que estaba en la puerta pero el fuerte olor a perfume masculino me hacen mirar hacia arriba. No era mamá, era papá.
Esté me mira con tristeza antes de alzarme y abrazarme.
— Darek. ¡DAREK! —La mano frente a mí me saca de mis pensamientos. Mi prima y mejor amiga me pasa una taza de café humeante y se siente frente a mí. — ¿Quieres decirme que pasó?
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Las circunstancias en que nos volvemos a encontrar.
Romance-¿Podrías dejar tu drama y ayudarme? -¿Crees que no tengo mejores cosas que hacer que ayudar a una mimada grosera? - Su rostro ofendido me hace sonreír, cuando pienso que se ha dado por vencida me doy media vuelta dispuesto a caminar pero algo sujet...