Capítulo 1 - El Encuentro Helado

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En el corazón de las montañas, donde la nieve se alza como guardianes etéreos, el cazador llamado Kael se separó del grupo de su tribu para explorar los secretos ocultos en el valle helado. Sus pasos crujían en la nieve fresca mientras avanzaba con cautela, cada exhalación dejando una nube de vapor en el aire gélido. Sus ojos, aguzados por años de entrenamiento, exploraron cada detalle del paisaje: los árboles retorcidos por la escarcha, las formaciones rocosas cubiertas de hielo que brillaban como diamantes en el sol invernal y el lago que se extendía como un espejo congelado en medio del valle.

El lago era un espectáculo asombroso. Sus aguas eran de un azul profundo y claro, como si fueran un portal a otro mundo. A lo largo de la orilla, el hielo se extendía en intrincados patrones, formando figuras que parecían talladas por los dioses. Kael se arrodilló y pasó sus dedos por el hielo, sintiendo su textura frágil y al mismo tiempo impenetrable. Una sensación de asombro lo invadió, y su corazón latía al ritmo de la belleza natural que lo rodeaba.

Mientras Kael se perdía en la contemplación del lago, en un rincón del valle, una figura vestida de blanco observaba desde la distancia. Era Selene, la bruja del hielo, cuyos poderes sobrenaturales le permitían controlar las temperaturas y conjurar ventiscas heladas. Sus ojos azules centelleaban con curiosidad mientras observaba al intruso en su territorio. Con un gesto de su mano, creó una ráfaga de viento frío que cortó el aire, esperando que eso fuera suficiente para ahuyentar al cazador.

Sin embargo, Kael no retrocedió. En cambio, se envolvió en su abrigo de piel de lobo y avanzó hacia el centro del lago con paso decidido. Los copos de nieve danzaban a su alrededor mientras miraba  buscando la fuente de la ráfaga helada. Sus ojos finalmente se encontraron con los de Selene, y un destello de intriga brilló en su mirada.

Selene frunció el ceño, sorprendida por la determinación del cazador. Con un movimiento de sus manos, levantó una pared de hielo entre ellos, intentando crear una barrera que lo mantuviera alejado. Pero Kael no se dejó intimidar. Sacó su daga de la cintura y comenzó a tallar un camino a través del hielo, demostrando una resolución que incluso la bruja del hielo no podía ignorar.

Mientras el cazador se acercaba, el viento parecía susurrar historias antiguas de amor y peligro en el valle helado. La relación entre Kael y Selene estaba destinada a forjarse en las profundidades de la naturaleza misma, dos almas opuestas que se verían unidas por un vínculo único y poderoso.

La bruja de hielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora