"El costo de la verdad, dolor. El costo de la mentira, un reino."
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El asunto más interesante del dolor era que por mucho que lo sintiera, siempre volvía a ser insoportable. Nunca dejaba de ser una carga en sus nervios, Katsuki podía asegurar muchas formas de producir dolor, porque todas ellas las había sentido en carne propia durante la guerra. La guerra no era honor, victorias y reinos… La guerra era sangre, hambre, sudor, muerte, suciedad, lamentos, dolor, impotencia; todo lo miserable.
La primera vez que lo secuestraron, le quebraron todos los dedos de las manos, ambas manos torcidas ante los ojos del enemigo. Se orinó encima más de una vez, solo tenía doce años y no le dieron ningún ápice de piedad. Nació durante la guerra y estaba seguro que iba a morir en una de ellas, ser parte del ejército, luchar por el nombre del rey y sobrellevar la carga de la seguridad era pesado. Katsuki lo sabía bien, conocía la miseria y la maldad de una mirada. Chisaki era maldad, Chisaki era un alfa de cuidado y eso lo entendió la primera vez que lo vió en el Parlamento. Estaban discutiendo leyes, seguridad y un montón de porquerías que Katsuki no quería escuchar.
Entonces vió esos ojos dorados, la maldad pura en sus iris mientras discutían, la voz saliendo con fuerza de su garganta. Todos en el reino lo respetaban pero Chisaki no, Chisaki lo veía como el hombre que lo torturó por horas. Cómo un bastardo.
Katsuki no era trigo limpio, siempre había ignorado lo que no le importaba. Sabía sobre las mujeres de Chisaki, escuchaba acerca de los cuerpos desmembrados y las familias desapareciendo. No era el héroe del reino como Enji lo hacía ver en todas las celebraciones. Solo era un oportunista esperando el mejor momento. ¿El resultado de toda esa ignorancia y falta de cuidado? Era el Omega retorciéndose de dolor en su cama.
—Duele, duele mucho—La doctora Chiyo había dejado en claro que no sería un proceso fácil, que el dolor sería insoportable los primeros días y después solo sangraría para expulsar todo. A las pocas horas de tomar las hierbas abortivas, el dolor comenzó con un poco de fiebre. Los gritos de Izuku florecieron con espinas por todo el pasillo por días, la doctora Chiyo dijo que lo mejor era dejarlo tranquilo pero Katsuki no podía estar en su despacho firmando documentos mientras su invitado se retorcía de dolor. Le pidió a Shoto que se llevará a Fuyumi hasta el castillo real, no quería que ella viera el dolor y mucho menos sintiera las horribles feromonas de sufrimiento.
—Tranquilo, shh, tranquilo—Las feromonas de los enigmas eran tranquilizadoras y tenían cierto grado de adormecimiento para el dolor de los omegas, por eso estaba a su lado, sosteniendo su mano con fuerza para darle todo el confort posible en una situación así. No había visto muchos abortos antes, de hecho vió uno que Fuyumi sufrió un año después de casarse con ella, el padre era un caballero del castillo real. Estaba emocionada por ser madre y a Katsuki no le molestaba la idea de ser padre de un bastardo. Pero antes de que llegara el quinto mes, ella sangró y el parto se adelantó. Nació un bebé en extremo pequeño, apenas cabía en su mano.
Había sido un embarazo lindo, Fuyumi comía y estaba feliz todo el tiempo. Sufrió por la pérdida, no quería hablar con nadie y estuvo así por un año. Ahora veía a Izuku pasar por lo mismo, solo dolor. Los niños solo provocaban dolor.
—Sabe duque, yo siempre quise ser padre. Pero la sola idea de ser padre de un vástago de Chisaki, todo mi cuerpo lo rechaza—Izuku apretó su mano con fuerza, torciendo su cuerpo en dolor—. Espero algún día estar embarazado de un buen hombre.
—Lo tiene difícil, conde. Todos los hombres del reino son unos bastardos que buscan dinero o renombre, en mis veintiocho años no he conocido a nadie que realmente sea bueno.
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Misbegotten
Fanfic"Observó el cielo, pidió un deseo a las estrellas pero solo el diablo lo escuchó." Su compromiso con Chisaki Kai prometía ser el milagro de su vida pero eso solo fueron sueños de una tarde de verano. Su llegada al castillo del conde fue un preludio...