—Leónidas— tararea suavemente su nombre, casi con reverencia, como si cada sílaba se deslizara cual néctar en el paladar, embriagando a la razón y despertando la bruta lujuria— mi rey ... mi preciosa hetaira— coloca una joya en forma de rosa carmín que se enrosca tras esa oreja sonrojada, rozando con dedos delgados hebras canosas y su sonrisa viciosa se ensancha por como busca desesperado su tacto— ¿ves que sí me extrañaste?— acuna los pómulos con sus palmas descubiertas, delineando esa gran cicatriz con la yema de sus dedos— Tan necesitado de mi atención
Él se queja e intenta tomar impulso para levantarse, esos gruesos brazos que se tensan, venas remarcando encantadoras contra sus hilos de luz. Apolo ríe entre dientes, dejando caer ese rostro contra sábanas desordenadas, ignora sus bajos gruñidos y camina hacia un lado de su cama señorial para admirar mejor su obra maestra.
Hermoso ... su diestra toquetea los patrones complejos que apresan con fuerza y queman, calientes como el sol en verano, magulla la piel espartana donde sus ojos se posan, por todas partes que es imposible enfocarse en una sola porción de músculo suave. Oh, Γλυκιά μου ... reprime un gemido cuando ve los enormes glúteos al aire, rojos y meciéndose provocativos, su boca se hace agua.
—Cuánto odio esas tediosas reuniones del consejo— murmura, dejando caer su túnica en un sonido seco, Leónidas se remueve inquieto— escuchando voces rasposas y aburridas— suspira cansado solo de recordarlo— repetir y repetir los mismos problemas— su voz vuelve a recaer hasta una mera respiración— cuando podría estar todo el día follandote— abre de repente las nalgas de su amante y sin pudor mira ese codicioso orificio ... succionando el brillante consolador—
Realmente son muy útiles, piensa. Los hilos materializados en ese curioso juguete sexual, Apolo no necesita más que un movimiento para aumentar y disminuir, empequeñecer, engrandecer. Esto último provocó que la ancha espalda se tense, unos agudos jadeos escapen de esos labios carnosos y menee el trasero por querer más tan placentera sensación.
—¡AH-APOLO!— sin embargo, Leónidas no estaba satisfecho— dios de mierda ... — había pasado horas acostado en esa posición como un puto animal esperando ser rematado por su cazador y aunque tenía una tolerancia sobrehumana, nunca tuvo entrenamiento para resistir estas prácticas íntimas que por el contrario, ese malnacido era un completo maestro— ¡Si lo único que harás es mirar cual tarado, quítame estas cuerdas ahora mism- ¡AGH-!— sus ojos se agrandaron de golpe y la boca húmeda formó una perfecta "o"— ¡M-MALDITO S-EA..S!— apenas pudo decir después, sintiendo el miembro arremeter con otra estocada profunda—
—¿Esto es lo que quería, cierto?— manos se encajan en las anchas caderas manteniendo ese cuerpo anclado a su disfrute— ¿Cuántas minutos pasaron? ¿Veinte, treinta? Y aún con esto— enfatiza, empujando con su miembro el vibrador hasta tocar la próstata del espartano, quien ya le era casi imposible emitir más allá de jadeos y gemidos, tan sensible por la tortuosa espera. Apolo se jura a sí mismo que recompensará a su rey por cada segundo perdido— sigues deliciosamente apretado— el choque obsceno de las pieles empezando a sonar en esas lujosas cuatro paredes—
Leónidas hunde su rostro avergonzado de sí mismo, cerrando los ojos llorosos con fuerza que hacían doler sus párpados, quiere pensar más allá de estar siendo jodido por el dios, callar sus gemidos lascivos entre las sedas suaves; porque fue suficiente aceptar ser amarrado y en consecuencia, comportarse dócilmente frente a ese maldito narcisista, gritando sin vergüenza ¡peor que una pornai cualquiera!
—Mi rey, mío ... solo mío— desliza su diestra para agarrar firme los hilos y jala con brusquedad para tener el escultural cuerpo contra su pecho— soy tu único señor, ¿verdad, cariño?— voz ronca y jadeante, besa y muerde su nuca, cuello, hombro con la imperiosa necesidad de marcar, permanecer en la piel bronceada— el único que te puede dominar, el único que te verá arrodillado y rogando por sentir mi pene en tus entrañas— las manos no pueden estar quietas, pellizcan pezones duros y arañan el abdomen marcado. Apolo le apena no tener a Leo de frente para ver sus gigantescos pectorales rebotar con cada embestida (decorados por los hilos que tienen la forma del sol) o su carita siempre enojada deformarse en una pieza de arte obsceno—
—Mi amante ... mi hetaira personal— y el guerrero espartano, el más grande entre sus semejantes, ese héroe rebelde ... Sí, es el mismo hombre que ahora grita su nombre con adoración, quien llora por una caricia suya, anhela el sabor de sus labios— nadie te querrá más que yo, nadie sera capaz de darte la satisfacción que yo te ofrezco— un dios que puede componer las canciones más apasionantes con el ritmo de sus gemidos, pintar cuadros a partir de sus pestañas mojadas, ojos entornados, labios abiertos con saliva escurriendo— tu amor ... tu alma, tu mente, cuerpo, me pertenecerá eternamente ...
y por sobre todo, tu sumisión.
Me quedó corto, pido perdón de antemano.
Aunque ni que perdón, se supone que el prime one shot sería angst y me salió este intento de smut(?
Si hay inspiración suficiente, sigo profanando a mi rey, claro que sí.
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𝐀𝐩𝐨𝐋𝐞𝐨 𝐙𝐨𝐧𝐞
Fanfiction❝ єℓ αмσя єѕ υη αѕтυтσ тєנє∂σя ∂є ƒαηтαѕíαѕ у ∂є ƒáвυℓαѕ ❞ σηє ѕнσтѕ у мιηι нιѕтσяιαѕ ∂є єѕтα ραяєנα qυє ησ ∂євєяíα ѕєя ραяєנα, ρєяσ qυє ∂ιηáмι¢αмєηтє ρυє∂єη єη¢αηтαя α ¢υαℓqυιєяα (qυιzáѕ)