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Aterricé, usé mi papel de estrella para poder pasar por todo los trámites del aeropuerto rápidamente, y me subí al auto. Ni siquiera había podido venir mi jefe de seguridad, así que estaba con un reemplazo yankee. No intercambiamos ni una palabra en los cuarenta minutos que nos separaban de North Beach.

Fui inteligente y pedí que me reservaran un hotel cerca del departamento de los Vazquez, finalmente Dios se apiadó de mí y me consiguieron uno literalmente al lado de su edificio. Me dejaron en la entrada, e insistieron en llevar mi valija a mi cuarto. Entonces resolví que ese era mi momento para atacar. Hasta que me di cuenta de que no eran ni las ocho de la mañana.

Desayuné sola mirando TikTok, buscando alguna actualización acerca de lo de Emilia. Mi algoritmo ya sabía que me interesaba demasiado, por lo cual el 80% de mi For You se trataba de ella. Pero ese día no me apareció nada.

A las nueve y media de la mañana, no pude aguantar más la intriga. Me levanté haciéndole señas al mozo para que cargue todo a mi cuenta, y salí. Ahí me encontré con el guardia suplente.

-¿Me diría a dónde va?

-Acá al lado, literalmente. Podés verme entrar desde dónde estás.

Hizo caso omiso a mi sugerencia, y me acompañó hasta el sector de ingresos del edificio. Me acordaba hasta del departamento, 9 A. Me aprobaron la entrada rápidamente, alguno de los dos estaba ahí arriba esperándome. Saludé al hombre de seguridad y subí al ascensor.

Los nueve pisos parecían eternos, empezó a darme calor y a picarme el cuello, señales de que estaba sufriendo un pico de ansiedad. Las puertas se abrieron y, para mi desgracia, me esperaba Fernando con los brazos abiertos.

-¡Mi cuñada!- exclamó eufórico -¿Qué hacés por acá?

-Estoy con reuniones, ya me queda muy poco para terminar el nuevo álbum- inventé.

-Y te hiciste un rato para pasar a verme, todavía me querés... Bueno, pasá nomás. ¿Desayunaste?

Comenzó a caminar por el pasillo hasta la puerta de entrada del departamento.

-Sí, gracias- entramos y empecé a buscar a Emilia con la mirada.

-¡Qué pena! Hice panqueques, a vos te re gustaban.

-Es que no sabía ni si iban a estar despiertos- mentí, en realidad ya odiaba cualquier cosa hecha por él.

Emilia no parecía estar en ningún lugar de comedor, ni en el living. Lo único que me faltaba era una mañana a solas con Fernando. Suspiré rendida y me senté. Ahí fue cuando ella salió de uno de los cuartos, con un pijama de seda rosa y anteojos de lectura. Estaba mirando su iPad atentamente hasta que Fernando la sacó del trance.

-¡Emilia!- le gritó.

Entonces ella levantó la vista lentamente, como quien está acostumbrado a que lo traten así. Y ya sé, después de haberme enterado lo de Camila, era obvio que iba a estar buscando señales en todo. Pero este es mi punto de vista, así que cuento lo que quiero.

-Nicki- dijo nerviosa, sin moverse ni un centímetro.

-Vino a visitarme de sorpresa- alardeó él.

-En realidad- aclaré -vine a verlos a los dos. Tengo una propuesta para Emilia.

Ella miró el piso incómoda, y él sonrió mientras se cruzaba de brazos. Mis ojos se quedaron en ella, ya que la conversación tenía que darse entre nosotras.

-¡¿Cuál?!- exclamó Fernando.

-Una collab para mi disco. Ya tengo la letra, la escribí con Enzo. Big la va a producir, porque ya está con el resto del álbum- me sentí obligada a sumar, ya que sabía que era obvio que esa parte no le iba a gustar a mi ex cuñado.

-Bárbaro, me encanta. Salvo la última parte, sabías que yo quería estar metido. Pero es tu disco, y es una buena oportunidad de visibilidad para ella.

Emilia seguía en silencio, mirando el piso. Segundos después, se dio cuenta de que estábamos esperando sus comentarios.

-¿Vos decís que voy a pegar en tu álbum? Tenemos estilos un poco distintos- reflexionó.

Fernando soltó una risa burlona, y ella volvió a bajar la vista.

-Lo laburé con la persona con la que hice todo el resto de las canciones, así que yo creo que eso hace que el tema esté apto. Podés analizarlo bien y decirme, no hay ninguna presión- le respondí.

-Me parece bien- concluyó.

Fernando se sirvió panqueques y comenzó a comer. Emilia agarró una manzana y empezó a cortarla en pedazos muy finitos.

-¿No te gustan los panqueques de Fer?- curioseé.

-Emi está con una dieta sin harina ni azúcar. Y estos tienen los dos- se apresuró él.

-Así... Me siento mejor, estoy como más libre- argumentó ella.

Y ese fue el primer momento en el que me sentí una idiota. Al parecer ella se sentía mejor, y había elegido ese camino. ¿Quién era yo para juzgar? Mis sentimientos iban y venían, era realmente una situación muy rara.

Ella anotó algo en un block de notas que estaba encima de la mesada de la cocina y se sentó con su plato de manzana, que comía lentamente.

-Bueno, escuchemos lo que trajiste- propuso Fernando.

Le di play a lo que había armado Big desde mi teléfono, y se los alcancé con la foto de la letra abierta.

-Suena bien, se ve copado- continuó él.

Emilia seguía pensativa.

-Emi, no tiene todo el día para que vos pienses- la presionó.

-Me gusta, hagámoslo- afirmó ella.

-Genial- sonreí. -Primero tenemos que grabar la parte vocal, y ahí Big acomoda todo.

De repente, me sentí invisible. Fernando le dio un beso en el cuello, y ella sonrió. Era la primera vez en la mañana que la veía hacerlo. Él seguía, le susurraba cosas al oído y ella reía cada vez más fuerte. En cierto punto, su risa se tornó tan ensordecedora que ya no parecía ser producto de alegría.

Por un lado, volví a sentirme una estúpida. Parecían enamorados, en serio. Ella parecía disfrutar esos besos... Hasta que él dijo algo que generó que dejara de hacerlo. Pero eso podía pasar en cualquier pareja, ¿no? No era signo de nada malo.

-¿Esperás que nos cambiemos y vamos para el estudio?- consultó él.

-Sí, obvio.

Los dos partieron hacia cuartos diferentes, y yo empecé a bombardear a Big para que me pasara el contacto de su colega. Recé para que el chico en cuestión estuviera disponible ese día, les había dicho que sí sin tener nada.

La ansiedad me ganó y empecé a dar vueltas por la cocina. Me llegó un audio de Big y me apoyé contra la mesada, dispuesta a escuchar lo peor. Pero no, su conocido efectivamente podía recibirnos, y todo iba a salir bien. Moví una mano por encima de la mesada, y sentí un tímido corte, seguido de ardor. Se trataba del anotador que Emilia había dejado ahí previamente.

Lo agarré y lo miré atenta. Era una lista de calorías consumidas, asumí que por ella. Los números eran bajos, y se agrupaban extrañamente en distintos sectores de la hoja.

-No quiero tener que enojarme- soltó ella.

¡¿De dónde había salido?! Vestía una minifalda de jean, súper corta, una remera al cuerpo y unas botas. El cambio en su cuerpo era totalmente notorio, sus huesos estaban más a la vista y la fisionomía de su rostro era otra. Todo eso, sumado a una lista de calorías. La ecuación no podía ser más simple.

-Perdón, yo quería...-me justifiqué, avergonzada

-No hace falta- dijo cortándome de raíz.

Él salió, y emprendimos el incómodo viaje hacia el estudio.

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Emiliaaa salí de ahí hermanaaa 🙏🏻

Nos encontramos | Nicki Nicole x EmiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora