𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐓𝐡𝐫𝐞𝐞

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ஜ "Hay unos ojos" ஜ▬


Cuando no estás trabajando, estás descansando. Esa debería ser la regla siempre, pero no para él.

Como diría una frase que un amigo de su papá siempre dice: "El trabajo es la llave maestra que abre las puertas del éxito."

Después de no recibir respuesta de TempoVox, hizo lo que los artistas de su categoría hacen cuando una puerta se les cierra: comenzar de nuevo y ver si, de casualidad, hay una puerta abierta. Los últimos dos días, después del trabajo, fue de restaurante en restaurante, de bar en bar, de camión en camión, mostrando algo de su música; algunos le pagaban bien y prometían recomendarlo.

Aun así, le quedaba una pequeña espinilla que le decía que la paciencia apremia. Así que estos dos días, así como llega del trabajo para después ir a exponer su música, al regresar siempre revisa su buzón.

Después estaba el temita de la fiesta en su trabajo. Tenía que conseguir un lindo traje para poder entrar. El problemita era que no tenía dinero para costearse uno. Llegó a plantearse no ir, pero la verdad es que tenía ganas de ir, solo para ver cómo eran las fiestas de sociedad ahora. Así que se tragó su orgullo y le pidió ayuda a la única persona que sabía que tenía uno, más bien varios, trajes que estuvieran a la altura del evento. El otro problema era que esa persona era su padre.

Ahora estaba en espera, sosteniendo el teléfono público a las ocho de la noche al lado de la vecindad esperando a que su querido padre le contestara, con los dedos enredados en el cable. Hacía meses que no le hablaba.

—Buenos días, habla al restaurante Las Tres Carabelas. ¿En qué puedo ayudarlo?

Al fin contestaron. La persona al otro lado de la línea tenía un tono tan jovial que cualquiera pensaría que el recepcionista no pasaba de los veinte años de edad.

—Buenas, jefecito chulo, hermoso, divino, ¡soy yo, su hijo México!

No contestaron, el silencio al otro lado de la línea lo preocupó.

—Sé que está enojado por no... por no contestar sus cartas, pero le juro que no es porque no quiera, es que no me da el tiempo. He estado muy ocupado estas semanas y... y la renta, la comida. Usted tenía razón, siempre la tuvo. No es fácil, solo quería hablar con usted para saber cómo está. Espero que Perú le esté ayudando bien, que duerma bien y...

Los nervios le mataban, arrastró algunas palabras en su discurso y sudaba tanto como temblaban sus piernas.

Pero de forma muy abrupta le colgaron.

Se preguntaba qué tanto era lo que pensaba su padre. ¿Estaba tan enojado que no quería ni escucharlo? Tal vez estaba triste y el nerviosismo lo hizo colgar, tantas razones.

Al ver de nuevo los números en el teléfono, dudó un instante y por un segundo optó por dirigirse a su casa. Pero las espinas de su corazón le obligaron a intentarlo de nuevo. Tomó el teléfono en sus manos y marcó una vez más.

En el momento en que se abrió el canal se apresuró a decir:

—Papá, soy yo, tu hijo... ¡Te ruego que no cuelgues! Por favor... —dijo México en un tono nervioso, de pie en la vía pública que estaba desierta por la noche.

Se escuchó un suspiro al otro lado y, ¿un sollozo?

—Tú, mal nacido, ¿quién te crees que eres? —Habló el recepcionista por la línea, su tono se escuchaba enojado pero también triste. —Pensé lo peor...que te había ocurrido algo, y para colmo, ¿qué es eso de "no tengo tiempo"? Tus hermanos siempre me envían cartas puntualmente cada semana y me llaman para saber como estoy. ¿Cómo es posible que no tengas tiempo?

❝Ahora Dime, ¿Sí o no?❞ 【Countryhumans】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora