Capítulo 1: Desterrado.

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Me presento, soy Jeff, hijo de uno de los dioses con más poder en toda la preda. Justo ahora estoy en una posición complicada y con demasiada presión, pues se está juzgando el valor de mi vida. De seguro te preguntarás "¿Cómo llegué a este punto?" Bueno, yo estoy, o bueno, estaba comprometido con "Belle" la hija de una diosa italiana, este compromiso fue arreglado por los padres de ambos para impedir una guerra y hacer las paces. A pesar de que todo fue arreglado, Belle estaba profundamente enamorada de mi, ella si me amaba, cosa que yo no hacía.

Odiaba estar atado a alguien que siquiera amaba, seguía con mi pensamiento de "soltero" y me comportaba como tal, iba de cama en cama, ¿Había rumores? Si, si los había, pero nada que los confirmaran, no hasta que una noche...Una bella dama, servidora de Belle, me atrapó con sus lindos y encantadores rasgos, tan bella, no me pude resistir y ella tampoco, ya nos hacíamos miradas desde hace tiempo. Fuimos unos verdaderos idiotas al creer que podíamos hacerlo en la propia vivienda de la diosa Beatrice, madre de Belle y diosa de la desconfianza y rencor.

Solo nos dimos unos besos, nada más, no como en mis aventuras anteriores en las que pasaban muchas más cosas que no mencionaré. No era TAN estúpido como para hacer eso, solo que mi inútil cerebro se le olvidó por unos minutos en dónde estaba y pues...Nos descubrieron, una de las servidoras; compañera de la bella dama con la que me di esos besos, fue la quien nos delató, envidiaba a esa chica en muchos aspectos, por el momento supondré que por eso lo hizo.

No esperaba que Belle reaccionara tan mal, desde el principio le aclare que yo no sentía nada, claro, la trataba como una toda una reina, como debía ser con cualquier mujer, así me lo había inculcado mi madre, era algo que ya hacía en automático, tratar a las mujeres como se debe.

Mi traición la hizo caer en una profunda depresión, tan profunda al punto de hacerse caer en un coma a propósito del cuál no podrá despertar. Se fue a la mierda el tratado de paz que se había hecho hace años. Yo al enterarme de la noticia, no sentí culpa, sentí miedo, después de todo no era cualquier diosa, era Beatrice, un enemigo bastante competente y de quién temer. ¿Que iba a pasarme?, Su hija estaba en coma, la servidora que fue juzgada como traidora fue arrojada al hueco de las sombras, y yo, proximamente si no es que antes.

El hueco de las sombras es una inmensa grieta en un lugar muy oculto de la preda. Dentro de el, como su nombre lo dice, hay sombras, pero no cualquier tipo de sombras, son sombras vivientes las cuales se alimentan del miedo principalmente, pero también se alimenta de todo aquello que es desarmónico.

Así es como llegué hasta aquí, en una mesa repleta de dioses, juzgandome, de no ser por ellos Beatrice en estos momentos me estaría estrangulando o peor.

Carajo los nervios me comen vivo, lo único que puedo hacer es tener mi cabeza baja y rogar en mi mente por el perdón.

Unos dioses se oponen a que siga con mi existencia, otros no, mi padre es uno de ellos, obviamente.

-¡Tu hijo es una miseria!-grita furiosa la diosa Beatrice.

-Y lo se...pero estoy seguro de que podemos arreglar ésto-responde cruelmente mi padre, aunque no lo culpo, puede que por mi culpa se desate una guerra sino me matan.

-Hagamos el intercambio que propuse, la vida de mi hija por la de esa escoria-habla arrogantemente esa mujer.

-Beatrice, sabemos lo dolida y destruida que debes estar, pero este chico es el único heredero del reinado de Arthit-habla uno de los amigos de mi padre.

-¡Mi hija está muerta ¿Y lo único que les importa es el estúpido reinado?!-pregunta hecha una furia.

-No es lo que quisimos decir-aclara el amigo de mi padre que también es un dios.

Banished From The Preda // JeffBarcode (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora