Capítulo 1: Normalidad y amabilidad...

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En un departamento normal de Tokio, Japón, un joven se despertaba escuchando la nota de voz de su madre, como cada mañana —Eithan, cariño espero que tengas un gran día hoy...te amo hijo. —una sonrisa se dibuja en sus labios mientras se levanta para comenzar el día.

Eithan Cáliz, un joven doncel de tan solo 22 años, de cabello negro largo casi siempre atado en una coleta o una trenza, de figura delgada y curveada por las prácticas de yoga, a las cuales suele asistir en su tiempo libre; de mente fantasiosa, creativa y suspicaz.

Fue esa creatividad y su mente llena de sueños y metas, lo que terminó llevándolo a Tokio, Japón, una ciudad siempre en movimiento, en donde parece que la suerte le sonríe, una carrera universitaria, un diploma en economía y administración, una editorial de confianza, que no lo presiona con las entregas de los manuscritos; ¿qué más puede pedir este joven escritor latino?

Mis pasos son casi ciegos, había salido tarde ese día, mientras me dirigía a la universidad, tendría que pasar por la biblioteca y llamar a mi familia más tarde; un suspiro se escapa de mis labios, al menos podré descansar después de las clases, enfocarme con el siguiente capítulo del libro que tengo que terminar.

De todas formas no puedo dejar de pensar en la suerte que he tenido desde que llegué a este país; la sonrisa se dibuja en mis labios, hasta que de improvisto mi rostro choca con una masa dura, cubierta en tela suave, un olor fuerte inconfundible de colonia masculina y cara; al separarme y abrir los ojos, no puedo evitar tragar ante la impresión, he chocado con la espalda de un hombre elegante y atractivo, ¡incluso creo que me parece familiar, su rostro!...pero su aura, es como si gritara peligro.

Me inclino con rapidez, disculpándome por el golpe — ¡Lo siento! lo lamento mucho, perdóneme, es que venía muy distraído, ¡lo lamento mucho! —su tono nervioso y la sonrisa temblorosa, la idea de que sea un posible asesino serial, un ladrón, un hombre de la mafia, un millonario egocéntrico o algo más, chocan con su mente intranquila.

¡Es mi fin, va a demandarme hasta por lo que no tengo!

     —Un error lo comete cualquiera...— el hombre se gira para ver al joven de facciones extranjeras.

El joven retrocede volviendo a inclinarse, su mente le grita que ese hombre es un gran peligro, pero la mirada y la coqueta sonrisa del varón más alto, le dice de alguna forma lo contrario — ¿Cuál es tu....?

Su reloj suena de forma alarmante, indicando el inicio de su primera clase, Eithan se muerde los labios —Lo siento, Ya me voy, de nuevo lo siento —quizás fueron los nervios o el peligro que gritaba su mente, pero el joven sale corriendo de aquella calle, ignorando por completo la pregunta del hombre e incluso aquella sonrisa coqueta que pudo ver de reojo, esa persona no estaba tramando nada bueno.

Aquellos ojos azules cual tormenta, no le dejaron aquel día...

Pensando en aquel sueño, con un cordero que despierta el interés de un lobo, una caperuza que se adentra por primera vez, en el territorio de una posesiva y obsesionada bestia, quizás fue la canasta con un olor cálido y delicioso, la sonrisa inocente o el rubor vivo en sus mejillas.

El interés apareció, el peligro es claro, el hombre sonríe levemente al verse solo en aquellas puertas de su hotel, aquel joven de ojos achocolatados era como una pequeña luz que emocionada su corazón aburrido, era gracioso pues sin conocer le ya se encontraba siendo atraído por él, como olvidar aquella brillante estela de melena negra, el joven era un doncel y uno muy hermoso, aún más con aquella piel canela y curva de sirena.

Los ojos del lobo brillan en azul, alfa u omega, el azul humano puede ser un dominante rojo disfrazado —Interesante...—la diversión de la caza estaba en el aire, pero ahora... mirando las puertas de vidrio y mármol de aquel hotel, debía de lidiar con un pequeño problema...su hermano menor —Un doncel vale más que una mujer...

¿Síndrome de Estocolmo ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora