Cap. 3; ¡Callate!

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Al día siguiente la primera en despertarse había sido Ha-neul quien se levantó con pereza de la silla en la que había dormido y con dolor en el cuello por la mala postura al dormir. Camino hacia la ventana abriendo un poco la cortina mientras se asomaba por la ventana observando el estado en que se encontraba la escuela, el desastre de ayer era el mismo o incluso peor, se mantuvo ahí por un buen rato mientras metía sus manos a los bolsillos de su pantalón, dándose cuenta que en su bolsillo izquierdo se encontraban sus audífonos mientras que en el otro se encontraba su cajetilla de cigarrillos y encendedor, decidió esconder esto último de la profesora pues aun cuando se encontraban en un momento catastrófico, prefería mantener su imagen de niña buena ante ella.

Se separo de la ventana una vez se dio cuenta que las otras dos comenzaban a despertarse al igual que él bebe quien no dudo en llamar la atención de su madre de una forma tan ruidosa como era llorar, dejo de hacerlo una vez la chica despertó y lo arrullo en sus brazos para posteriormente darle de comer, mientras tanto la profesora y Ha-neul buscaban una manera de salir de ahí o alguna manera en la cual pudieran pedir ayuda.

-Profesora -llamo Ha-neul mirando a su mayor, la profesora inmediatamente volteo a mirarla- ¿Tiene su celular? -pregunto ansiosa de saber su respuesta-

-No, lo perdí -respondió con pena la mujer-

- ¿No tienes tu celular? -pregunto confundida Hee-soo mirando a su amiga-

-No -negó mientras tanteaba los bolsillos de su pantalón-

- ¿Por qué? Siempre lo tienes -dijo aún más confundida su amiga-

-Se lo di a Nam-ra -dijo con algo de vergüenza en su voz mientras desviaba su mirada- Pero podemos ocupar la computadora -dijo señalando la computadora que había movido ayer por la noche-

-Excelente idea, talvez así sepamos que sucede allá fuera -comento la profesora mientras se acercaba a sus alumnas-

Ha-neul asintió y pronto comenzó a colocar la computadora en su lugar mientras que la profesora ayudaba a Hee-soo a bajar de la mesa y sentarse en una silla cercana, la profesora se acercó a su otra alumna una vez vio como Ha-neul logro encender la computadora, pronto ambas se encontraban viendo la terrible situación en la que se estaba la ciudad, el virus no solo había afectado a la escuela provocando que ahora sea mucho más difícil que algún rescatista o policía venga a buscarlos, la profesora se preocupó al ver toda lo que ocurría allá afuera y se alejó de su alumna mientras su cabeza no paraba de reproducir una y otra vez aquellas horribles imágenes.

Ha-neul apago la computadora mientras su mirada ahora parecía perdida en alguna parte de la habitación, Hee-soo al ver lo preocupadas que estaban ambas no pudo evitar preocuparse de la misma manera, pero sabía que no podía hacerlo, pues el estrés le haría daño al bebe a la hora de alimentarlo, algo que le había explicado la profesora una vez ayudo a la chica a alimentar a su hijo, es por eso que se obligó a sí misma a mantener la calma durante todo el tiempo.

-Hay que buscar comida -hablo por fin Ha-neul después de largos minutos de silencio- Y buscar un celular, talvez vengan si llamamos de nuevo -dijo con una ligera esperanza en su voz mirando a las dos mujeres que estaban enfrente suyo-

-Tengo un dulce en mi mochila -comento Hee-soo mientras arropaba a su hijo-

- ¿Enserio? -pregunto ilusionada su amiga-

-Creo, no sé si realmente tengo uno -dijo apenada mientras observaba como Ha-neul se acercaba rápidamente a su mochila-

Ha-neul tomo la mochila de la contraria para colocarla en la mesa, comenzó a buscar mientras sacaba un par de cosas como lo eran las cosas del pequeño botequín que habían robado hace un par de minutos, la chica tenía razón tenía un dulce en su mochila, se trataba de un chocolate lo suficientemente grande como para compartirlo las tres, pero ella sabía que al cortarlo en tres pedazos estos serían mucho más pequeños, con una mueca en su rostro, mostro el chocolate a las otras dos mujeres, dándose cuenta que ellas miraban el chocolate con un brillo en sus ojos al igual que ella lo hacía, pero su amiga era la que necesitaba más de aquel chocolate pues había pasado por un parto y su cuerpo aún se encontraba débil, entonces tomo una decisión.

Miradas   [Nam-ra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora