Pasaron varias semanas hasta que solo obtuviste un recuerdo mío.
Todo ese tiempo intenté ser amigable contigo y especial.
Tu como no me conocías, al principio intenté socializar y presentarme de nuevo contigo. Te conté como nos conocimos hace unos meses y como te amé con toda mi alma.
Cuando en algún principio eras grosera e infiel, ahora eres totalmente lo contrario. Te convertiste en una persona completamente distinta. Más cariñosa, más comprensiva, más leal a lo que realmente eres.
Cuando me despido de ti. Dejo mis regalos en tu mesa y me encamino hacia la salida.
Cuando estoy en el pasillo, escucho a alguien llorar.
Me preocupo y me asomo a la puerta donde da el dormitorio y lo primero que encuentro es a un niño llorando, solo, y con muchos rasguños en su rostro.
Yo solo oprimo el botón rojo, al lado de la cama, para poder llamar a la enfermera.
Cojo al niño entre mis brazos y el se envuelve en mí. Acarició su brillante pelo y su cara hinchada mientras el obtiene mi calor y mi estabilidad.
Deja de llorar y me mira a los ojos, da una ligera sonrisa y me dice un simple "gracias" pero luego termina la frase "gracias por darme la protección que nunca obtuve de mi padre"
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Color miel ©
Teen FictionPatrick ya no sabe qué hacer. Se deprime y se confunde sobre su sexualidad. Ya ha tenido unas relaciones pero no han salido del todo bien. ¿Será qué cuando un hombre toca a su puerta el amor llegará? ¿No es así?