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Dazai se sentó junto a su ex compañero esperando a que despierte. Chuuya abrió los ojos algo desorientado, usar corrupción lo agotaba pero sabía que podía confiar en él.
-Al fin- se rio Dazai al verlo reponerse.
El pelirrojo se sentó algo confundido.-Tengo hambre- susurró aún mareado, Dazai ni siquiera titubeó, sacó de su bolsillo una golosina y se la dio. No habían vuelto a hablar sobre su relación y Chuuya no se sentía del todo listo para enfrentarlo, quizás por eso es que lo dejó escapar en vez de enfrentarlo cuando lo tenían capturado. Chuuya devoró la golosina y volvió a recostarse en el suelo tapando sus ojos con su brazo, era hora de hablar de eso.
-¿No vas a decir nada?- soltó
-Oh... si, estuviste bien- respondió el castaño con aire de burla
-Eres un idiota- corrió la mirada intentando concentrar su vista hacia un punto alejado de Dazai. Dazai suspiró.
-No creí que...- se detuvo, ni siquiera sabía cómo comenzar a disculparse, o siquiera si debía o no hacerlo.
-No tiene caso, no hace falta que digas nada- se sentó –Sólo vete, ya estoy en plena forma- terminó mientras intentaba levantarse. Dazai puso las manos sobre sus hombros deteniéndolo.
-Aun no- sonrió –Debes descansar- la sonrisa pícara y relajada de Dazai encendieron algo en Chuuya por unos segundos, pero no quería caer en sus redes otra vez, no importaba lo que hacía, siempre terminaba a su pies –Puedes quedarte un poco más... y conversar-
-Dazai... ¿Qué rayos quieres de mí?-
-Matarte... como siempre, eres tan odioso- pero mientras lo decía, se acercó a su amante uniendo sus labios en un beso casi desesperado, Chuuya ni siquiera intentó resistirse, era tal el deseo de ambos por volverse a tocar que no pensaron siquiera en detenerse. Dazai tomó a su amante por la nuca, apretándolo contra su boca con desespero. –Chuuya- susurró en un suspiro, lo había extrañado aunque no pudiera decirlo con palabras. Chuuya sintió el mismo escalofrío que años antes y abrió sus ojos azules para mirarlo, se había prometido no volver a verlo, no después de todo lo que había sufrido con su partida.
-Debo irme- dijo alejándolo, Dazai abrió grande sus ojos incapaz de entender lo que le decía.
-No te irás a ningún lado- lo detuvo, Chuuya aún estaba mareado y cansado por el sobreesfuerzo y no estaba para sus juegos
-Me iré cuando quiera- intentó pararse, pero el mundo se tambaleó a su alrededor y volvió a caer al suelo, donde dándose por vencido cerró sus ojos para caer rápidamente dormido. Dazai sonrió, sabía que con la poca energía que tenía le sería imposible dar un paso, sólo se había despertado por su insistencia en molestarlo para hablar al menos unos instantes. Se quedó junto a él pensando en todas las veces que habían estado juntos, le corrió un mechón de cabello que le quedaba en el rostro sabiendo que de alguna forma volverían a verse, siempre volvían a verse. Chuuya era de las únicas cosas por las que le dolía haberse ido a la agencia de detectives. Le dio un beso en la frente, dobló su ropa para dejarla a su lado y se fue.

... ... ... ... 

Chuuya abrió sus ojos fastidiado, Dazai lo había vuelto a dejar solo y tirado en medio de la nada. Al menos esta vez había tenido la decencia de doblar su ropa antes de irse.
-No cambiarás nunca ¿Ah?... Tsh...- se quejó pensando en su ex compañero. Se colocó el abrigo y el sombrero y se alejó de allí.

Caminó a casa completamente adolorido y fue justo antes de llegar que se dio cuenta, Dazai lo esperaría. No sabía cómo explicarlo, ni siquiera él lo entendía pero lo sabía. Dazai lo esperaba en algún lugar. Suspiró quitando la idea de su cabeza, era tiempo de superarlo y no debía volver atrás, él siempre lo dejaba atrás y nunca lo... volvió a suspirar cerrando sus ojos ¿A quién quería engañar? Le era casi irresistible, pero aun así siguió su camino enojado consigo mismo por ser tan débil ante ese maldito, por haber aceptado aquel beso y por seguir pensando en el idiota de Dazai

Entró en su casa, se dio una ducha para calmar el dolor que tenía en todo el cuerpo y se tiró en la cama ¿Quién diría que negarse a seguir sus instintos sería tan complicado?
-Deberías ser más cuidadoso con tu casa-. La voz lo levantó de la cama con un salto y un pequeño grito, pero rápidamente carraspeó y volvió a ponerse serio.
-¿Qué rayos haces aquí?- dijo sin mirar, sólo Dazai sería capaz de entrar allí
-Te estaba buscando, creí que te encontraría en cierto lugar pero... no apareciste-
-Deja de hacer eso de... buscarme, no iré a ningún sitio contigo idiota- Su normal mal humor y poca amabilidad era como un incentivo para Dazai que, desde que lo había visto de nuevo, no dejaba de pensar en él.
-¿No vas a ofrecerme algo de comer?-
-No, no eres bienvenido- lo corrió girándose para verlo a los ojos y lanzarle cualquier cosa que tuviera a mano, pero Dazai era hábil para detectar cualquiera de sus movimientos y como siempre fracasó en golpearlo -¡Idiota! Vete de aquí- se levantó dispuesto a sacarlo de allí, Dazai se paró frente a él con su boba sonrisa y las manos en su bolsillo, el sólo mirarlo a los ojos dejaba en jaque a Chuuya que casi sin palabras arrugó el entrecejo. El castaño levantó su mano y como siempre hacía cuando nadie los veía, rozó su mejilla desatando un millón de sentimientos en el chico frente a él.
-D...Dazai- titubeó. Aunque él no le dijera una sola palabra podía entenderlo por completo.
-Chuuya- susurró mientras lo veía cambiando el semblante de su rostro. No había forma en que aceptara irse sin tenerlo junto a su cuerpo, no había forma en que pudieran hacerse verdadero daño uno al otro, podría haberlo matado antes, podría haberlo dejado sólo, pero no había forma en la que pudiera dejar de pensar en él.

Poco a poco se acercaron a sus bocas al mismo tiempo, como si un pequeño imán los atrajera el uno al otro, sus labios apenas si se rozaron sin apuro, un dulce beso cargado de miles de sensaciones que encendieron sus cuerpos, otro pequeño beso y un suspiro, "inevitable" pensó Chuuya mientras se dejaba morder por Dazai, que sin darse cuenta lo había envuelto de nuevo en sus redes besándolo ahora con locura.

Perdió su mano en el cabello del castaño tomándolo con fuerza, atrayéndolo a la cama donde se dejaron caer desesperados, cansados de extrañarse por tanto tiempo y dejando de lado su orgullo. Dazai se quitó el abrigo, Chuuya le abrió la camisa pasándole las manos por todo el pecho. El castaño le pasó la lengua por el cuello en respuesta a sus caricias ¿Había algo mejor que eso?...

Podrás odiarme pero nunca olvidarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora