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Chuuya entró al departamento donde se encontraba con Dazai apurado, caminó sin detenerse y ante la sorpresa de su amante, lo tomó por la ropa amenazante. Dazai levantó sus manos relajado
-Me atrapaste- la sonrisa en su rostro contrastaba con el rostro de enojo del pelirrojo
-¿Qué rayos crees que haces?- lo apretó contra la pared -¿A quién le dijiste de esto?-. Dazai lo miró con seriedad bajando sus manos
-¿Y por qué crees que le diría a alguien algo que nos perjudicaría a ambos?-.
Chuuya sacó el papel de su bolsillo, y volviendo a golpear a su amante contra la pared le mostró lo que decía –Alguien sabe de esto y dice que nos delatará, podrían cortarme el cuello por estar con alguien de la agencia de detectives-
-Alguien debió seguirte-
-Alguien te siguió a ti-
-A mí me siguen siempre, pero a ninguno le interesa lo que haga contigo-. Chuuya abrió grande sus ojos ¿Acaso él había dejado que alguien se enterara? –Sólo averigua quien es y ya... ¿Acaso no eres de la port mafia?- sonrió. El hombre soltó sus ropas y se alejó
-Sigues igual de idiota- se acomodó la ropa y el sombrero- si supiera quien es no vendría a pedir tu ayuda- corrió la vista, aunque no quisiera admitirlo lo necesitaba en eso. Dazai volvió a sonreír
-Veré que puedo hacer por ti-
-Por nosotros...- le corrigió- no es sólo malo para mí Dazai, es malo para ambos- se giró para irse pero lo detuvo.
-Yo haré lo que quieras por ti...-sonrió. Chuuya suspiró cerrando sus ojos, sabía que nada sería gratis con ese hombre
- ¿Qué quieres?-
-Ya sabes-
-Veré que puedo hacer por ti...- retrucó, Dazai sonrió, sabía que haría lo que le pidiera y tan sólo unos segundos después asintió sin mirarlo –Lo haré cuando crea que deba hacerlo... sólo dime que todo estará bien...-. Dazai lo giró rozándole la mejilla con sus suaves dedos, elevando su rostro para mirarlo a los ojos
-¿Cuándo me he equivocado?- lo atrajo a su boca.

No había nadie más a su alrededor, no había porqué detenerse, podían dejar sus cuerpos llenarse de placer, dejarse llevar por sus caricias y llegar donde nadie había llegado antes. Sus ojos se encontraban uno frente al otro, el color del caramelo, el azul del mar, sólo miradas eran suficientes para entenderse. Chuuya deslizó sus manos por el cuerpo del castaño llenándose de lujuria, podía sentir los músculos de sus brazos, la tersa piel que lo rozaba. Dazai suspiró casi inconsciente, sabía el poder que tenía sobre Chuuya, pero... ¿Sabía el chico de ojitos azules el poder que tenía sobre él?

Aunque intentara alejarse siempre terminaban encontrándose. No importaba a donde Chuuya huyera, siempre terminaban con sus piernas enredadas en esa cama, en esa habitación, en ese departamento escondido del que sólo ellos tenían la llave. Sus bocas se unieron impacientes, sus lenguas bailando humedeciéndose, la locura y el calor subiendo a cada segundo, sus manos jugando con el cuerpo del otro. Chuuya lo tomó por sorpresa girando en la cama, él mandaría a partir de ahora.

Ver su rostro llenarse de lujuria, sus ojos mirando a la nada encendidos en fuego, su boca entreabierta incrédulo del placer que podía recibir, Chuuya disfrutaba de la vista mientras se mecía sobre las piernas de Dazai, tan profundo, tan adentro, mordió sus labios sabiendo que lo tenía bajo su hechizo, ahora era él quien lo volvía loco
-Dilo- susurró. Dazai apenas si humedeció sus labios, su cuerpo se tensaba al sentirlo
-Chuuya... sólo tú... sólo contigo...- respondió perdido por el placer. Chuuya cerró sus ojos sin dejar de moverse, con su miembro entre sus manos observando a Dazai perder el control, verlo de ese modo lo volvía loco, que dijera que era suyo, que lo amaba. Lo amaba aunque fuese un traidor, aunque se fuera, aunque le pidiera que llevara su cuerpo hasta el límite, era incapaz de dejar de sentirlo. Siguió bailando sobre Dazai volviéndolo loco, llegando al clímax, gimiendo ante el propio placer que se daba con el cuerpo de su amante. El castaño apretó sus piernas perdiendo el control, tensando su cuello que exponía sus hermosas venas.
-Chuuya...- gimió esperándolo, el chico de ojos azules siguió saltando, aumentando su ritmo, tocando su miembro que despidió el líquido blanco en el pecho de Dazai, que de sólo sentirlo abrió su boca extasiado, apretándolo contra su cuerpo para entrar aún más, escuchando sus gritos de placer mientras él también descargaba dentro del pelirrojo, deseoso, perdido en la lujuria, jamás había podido resistirse a las habilidades de Chuuya en la cama.

Chuuya sintió las embestidas de su amante con locura, verlo bajo su cuerpo cubierto de su semen, con su rostro cubierto de lujuria, una expresión que nadie vería fuera de la habitación satisfecho de tenerlo bajo sus brazos. Sus miradas volvieron a encontrarse, nada fuera de esa habitación podía importar en ese instante y aun agitados, volvieron a besarse apasionados hasta dejarse caer en la cama.

... ... ... ...

Se quedaron en silencio por algunos segundos, preocupados por lo que podía pasar de ahora en adelante.
-¿Te encargarás de eso?-
-Ya lo tengo casi resuelto- sonrió.
Chuuya cerró los ojos lanzando un suspiro -¿Sabes que me iré de la ciudad, verdad?-
-Lo sé-
-¿Y eso no cambia tus planes?-
-Eso... Chuuya, es lo que estaba en mis planes desde el principio- se levantó dispuesto a irse –Te veré luego- acarició su mejilla como siempre lo hacía y luego de darle un beso se fue directo al cementerio...

Podrás odiarme pero nunca olvidarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora