El destino de cada individuo se encuentra escrito incluso antes de nuestro nacimiento, la multitud dice que se encuentra trazado entre las estrellas del cielo o que se trata de una línea invisible a la cual estamos atados; no importa cuántas vueltas le des con tus acciones, el final de tu historia será dictado tal cual ya estaba escrito.
En ocasiones suelen llamarlo injusto, cruel o simple suerte.
La tarde en la que el corazón de Taehyung se rompió, fue la misma en la que uno a uno cada pedazo se volvió a unir; palpitando solo y para Jungkook.
Siete años de matrimonio; cuatro palabras que se dicen fácil, pero lo cierto es que llevan a cabo toda una vida llena de amor; altas y bajas. Y aunque al principio la gente los señalaba como polos opuestos, atreviéndose incluso a decir que su relación era prácticamente imposible, día a día y con hechos Jungkook supo ganarse el corazón de su amado. Su risa escandalosa, sus ocurrencias fuera de este mundo y lo sin vergüenza que era, al final fueron la cualidades que lo llevaron a que Taehyung se enamorara de él.
Pero es que entre los planes de Jungkook, tampoco estaba el dejarlo escapar una vez todo su puerta. Y es que quedó hechizado desde la primera vez que lo vio gritando como loco entre los pasillos de su antiguo edificio; la bata blanca, su cabello negro esponjado junto a esa bella sonrisa cuadrada. Después de años de estar casados aún se atrevían a decirle en su cara, que él no se merecía su amor y que no entendía cómo fue que el doctor Kim terminó enredado con un bueno para nada.
- Papá...
- ¿Qué pasa Joong?
- Ya estoy aburrido -hace un puchero- quiero que juegues conmigo a la pelota, porfis
- No, no -ni siquiera lo volteó a ver- ahorita no puedo, estoy en medio de un juego muy importante
El pequeño de a penas y cuatro años salió de la recamara aún con la pelota en sus manos; llevaba rato esperando a que su padre se desocupara hasta quedar aburrido. Así que en su inocencia comenzó a jugar el mismo con la pelota en la sala y para su mala suerte, sin querer terminó tirando un jarrón ocasionando un gran estruendo en toda la casa.
- ¡Jungkook!
- Carajo... -susurra para sí mismo- Diosito, por favor no permitas que mi esposo me mate... -con cautela pauso el juego y salio de la habitación esperando lo peor- ¿Qué pasa amor?
- Ven acá
Al entrar a la sala se encontró con un enorme desastre regado por todo el suelo; su hijo estaba al lado con la pelota en la mano sonriendo con la misma figura cuadrada de Taehyung y justo a su derecha estaba su esposo, con la entre ceja fruncida y la mano en la cintura.
- Dame una buena explicación
- ¿Tembló?
Ese era el hombre al que eligió como esposo; la persona que no se tomaba el cuidado de su hijo con seriedad.
- Te dije que lo cuidaras, pudo haberse cortado
- Lo lamento
- No... -abraza al pequeño- no me pidas perdón a mi, si no a él, Joong solo quiere pasar tiempo contigo y tú te la pasas encerrado frente a ese tonto monitor
Jeon quedó solo en la sala mirando alrededor, soltando un suspiro lleno de culpa. Debió ponerle mayor atención a su hijo, ahora tendría que armar un buen plan para reconciliarse, no le gustaba estar enojado con Taehyung, porque lo más seguro era que lo mandara a dormir al sillón. Resignado comenzó a limpiar el desastre, extrañado tomo una pequeña hoja que yacía entre los pequeños escombros.
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Apartamento 512 ||KookV||
Fiksi Penggemar¿Buscabas a mi hermano? *No sé permiten copias ni adaptaciones*