Terminé de arreglarme y fui a llamar a la puerta de los chicos. Esta vez me abrió Thomas y me invitaron a pasar.
- Bienvenida de nuevo. - me recibió Damiano - Siéntate donde quieras, Ethan está terminando de hacer la cena. -
- ¡Me teneis esclavizado! - gritó el chico desde la cocina -
Reí ante la situación y fui a sentarme en el sitio de al lado de Thomas. El chico me sonrió y yo le devolví el gesto. A mi otro lado se puso Victoria y delante Damiano. Unos minutos después, llegó Ethan con la comida. Había preparado unos tortellini al pesto y algunas costillas. Todo tenía una pinta increíble.
- Venga, - dijo el chico sentándose al lado de Damiano - ahora si, a comer. -
Probé de mi plato y quedé asombrada por lo bueno que estaba.
- ¡Esto está delicioso! - exclamé - Que bien cocinas, Ethan. -
- Si, bueno - respondió el chico - mejor que Thomy seguro. -
- ¿¡Perdona!? - dijo el rubio haciéndose el ofendido - ¡Yo soy un cheff excepcional! -
- Si, por supuesto. - Victoria rodó los ojos- Sobre todo cuando quemas los espaguetis. -
Todos reímos con el comentario.
- ¡Eso solo fue una vez! - reprochó Thomas -
- Fueron dos. - aclaró Ethan -
La cena estaba transcurriendo tranquilamente. Me llevé super bien con todos desde el principio y conectamos enseguida. Aún así, Vic me seguía llamando la atencion de una manera especial que no llegaba a entender del todo.
- Entonces, Tn, - empezó Dami - ¿cómo es que te mudaste de un pueblito tan pequeño a Roma? -
- Verás, cuando mi abuelo falleció me dejó en la herencia el piso. - les expliqué - Ya hacía tiempo que me quería independizar así que aproveché para hacerlo. -
- ¿Hace cuanto que murió? - me preguntó Thomas -
- Hace dos semanas... - dije algo triste al recordarle -
Los cinco nos quedamos callados unos segundos.
- Lo siento mucho, Tn. - me dijo Dami - No tenía ni idea. Es bastante jodido cuando pasan estas cosas. -
Vi algo de tristeza en sus ojos y tuve un presentimiento de que él estaba pasando por lo mismo.
- Tú también... -
Empecé a preguntar pero vi que asentia con la cabeza y le sonreí poniendo mi mano encima de la suya. El chico me devolvió la sonrisa.
- Bueno, - dije - cambiemos de tema. -
Estuvimos un buen rato hablando de muchas cosas hasta que tuve que irme. Quedamos en que al día siguiente iríamos a dar una vuelta por el barrio para que me enseñaran un poco como era. Me despedí de ellos y volví a mi apartamento. Me lo había pasado genial con ellos y no podía esperar a volver a verles.