Natasha solía pensar que tenía una vida perfecta.
Esposo gentil y amoroso, trabajo perfecto y una casa de ensueño.
Todo parecía ir bien.
Al pasar dos años desde su matrimonio. Se proponen formar una familia. No obstante, esto no sucede y empiezan a...
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Desde que me casé con Brey, mi vida es hermosa y llena de colores. Lo que necesito él me lo da sin problemas: Casas, Autos, ropa y sobretodo amor.
Pensé que iba a hacer rechazada por su familia y sus amigos, ya que, nosotros antes de casarnos, éramos amantes. Resultó ser todo lo contrario, su familia es increíblemente amorosa y sus amigos respetuosos y elegantes. Me aceptaron como parte de sus vidas y me hicieron parte de un grupo que fue formado por las esposas de los amigos de Brey, que son amas de casas.
Cuando conocí a Brey, estaba casada con un hombre al cual no amaba, vivía infeliz con el, hasta que conocí a Brey, el jefe de mi ex esposo. El me enseñó tantas cosas del amor que me fue inevitable enamorarme de él.
Recuerdo como fue decirle a mi ex sobre qué me había casado con Brey. Aunque, las palabras de ese día jamás se me olvidarán.
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Acomodé mi blusa mientras caminaba hacia la puerta principal de la casa que compartía con mi ahora ex esposo: Ritter.
Ritter era todo lo contrario a Brey.
Mientras que mi esposo era rubio, mi ex era de cabello negro azabache, tenía unos ojos azules oscuros y sus brazos están bien formados como todo su cuerpo. Vestía trajes formales como Brey, ya que, luego de dejar de trabajar para Brey formó su pequeña empresa y parece que le está yendo bien.
No iba a negar que mi ex es atractivo, eso jamás se iba a negar, pero mi esposo tiene algo que nunca podré describir.
Así que con un poco de miedo, voy a enfrentar a mi ex y contarle sobre mi infidelidad.
Tenía que decirle sobre qué me casé con Brey a sus espaldas y que, además, me divorcie sin su consentimiento. No me sentía orgullosa de lo que cometí pero al final encontré al amor de mi vida y eso valía por sobre todas las cosas.
Abrí la puerta lentamente y me sorprendí cuando lo encontré mirando la puerta con anhelo. Rápidamente, se levantó del mueble y camino hacia mí con una expresión de preocupación en su rostro.
