El sonido distante de unas voces bajas fue lo primero que escuché. Lentamente abrí los ojos, sintiendo el peso de mis párpados como si llevara horas dormida. Parpadeé varias veces antes de darme cuenta de que no estaba en el club.
Imágenes volvieron a mí. Un recuerdo me golpeó con fuerza, uno que no hubiese querido revivir... El helado roce de su mano sobre mi piel.
Mi respiración se volvió superficial. Una ola helada se extendió por mi cuerpo como si el roce de su mano aún estuviera ahí, sobre mi piel. Su toque aún se sentía impregnado en mi piel. Era una sensación tan desagradable, una sensación de suciedad que no se quitaba que, por un momento, casi deseé poder arrancarme esa parte del cuerpo para borrar cualquier rastro de su contacto. Una mezcla de asco y repulsión me invadió. Intenté sentarme, pero apenas logré alzarme un poco antes de que un mareo me envolviera. La habitación giró y mis extremidades se volvieron de plomo. Sentí el peso de mi propio cuerpo empujarme de vuelta contra la almohada.
Mis ojos vagaron por la habitación hasta posarse en el techo. Giré la cabeza a la izquierda y noté que estaba en una especie de consultorio. Olor a desinfectante, muebles de metal, el zumbido sutil de una máquina cercana... Todo me decía que no era un hospital, pero tampoco un lugar común.
Entonces lo vi. El hombre de la mirada intensa, de pie junto a un médico que le hablaba como si yo no estuviera allí.
—¿Cómo está? —preguntó con voz grave.
—Físicamente estable, pero... —respondió con un tono medido—. Sufrió un episodio severo de estrés postraumático. Es probable que su memoria haya sido afectada. Podría no recordar algunos momentos de su pasado, tal vez...fragmentos completos — Fragmentos. La palabra resonaba en mi cabeza. Fragmentos de qué. ¿De mi vida? Algo me decía que algo estaba profundamente roto dentro de mí, pero no podía ubicar dónde. El medico continuó —. Incluso, podría haber tenido otros episodios anteriormente. No es raro, considerando su situación...
Me quedé en blanco. ¿Qué situación? Quise preguntar, pero no podía formar las palabras.
—¿No recuerda nada de su vida? —La preocupación en su voz me dejó atónita.
—Es difícil saberlo con exactitud. Estos episodios pueden bloquear recuerdos, a veces por protección mental. Pero con el tratamiento adecuado, hay una posibilidad de que recupere parte de lo que ha olvidado. Sin embargo, necesitará tiempo y mucha terapia.
El hombre permaneció en silencio por un momento antes de responder.
—Haz lo que sea necesario.
Me encogí en la cama, cerrando los ojos. Las palabras del médico resonaban en mi mente, pero no lograba procesarlas del todo. Trastorno de estrés postraumático. Ya había escuchado ese término. Había sentido sus garras antes. No pude detenerlas; las lágrimas comenzaron a deslizarse por mi mejilla, cargadas de un dolor que no quería admitir.
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Mi Dulce y Peligrosa Devoción |EN EDICIÓN|
RandomMi pasado... Mi infierno. No creía que tendría que pasar todo esto luego de aceptar una arriesgada misión... entrar a las redes de la mafia rusa. Dicho en otras palabras, adentrarse en el oscuro mundo de la familia Volkov. Mi trabajo era simple, obt...