Disparo en la Oscuridad: Parte 2.

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“ Lo que se interpone”.

Los días siguientes estuvo en casa cuidando muy de cerca a su huésped, supervisando cada hora el avance de su estado. Compró algunos artículos y medicinas, entre ellos varios líquidos con preparaciones que ayudarían a su organismo en restaurar lo que había perdido. Ya que después de todo, no podía acudir a un hospital como cualquier otro lo haría.

Al menos no para alguien en su posición.

Harían preguntas y ella no estaba preparada para responder alguna, no luego de enterarse que la persona quien conoció en aquella fiesta de sociedad y poco después en pleno oficio como sicaria profesional era específicamente un espía infiltrado en la nación.

La misma nación que ella había jurado purgar de personas como él, que solo querían ver desorden e injusticias.

Aunque luego de pensarlo a detalle, no daba esa aura de maldad que esperaría ver, de hecho, desde un principio no sintió una mala presencia y eso que su instinto estaba bien desarrollado ante cosas como esas.

Cuando alguien tiene malas intenciones se nota a leguas, la malicia no es algo fácil de disimular, si lograbas esconder tus intenciones es porque no eres una persona normal.

Y eso es algo muy peligroso.

Ingresó a la habitación dirigiendo su vista rapidamente al hombre rubio quien continuaba durmiendo inmutable. Emitió un suspiro imperceptible, desde hacía dos días que seguía en el mismo estado.

Las primeras horas después de haberlo encontrado y atender sus heridas presentó un cuadro de fiebre severa que logró mantenerla despierta y vigilante. Sabía que era normal que luego de un trauma el cuerpo reaccionará como mecanismo de defensa pero la fiebre fue tan intensa que tuvo que llamar al doctor especialista de Garden, bajo la excusa de sentirse enferma.

Sabía que no le creerían, no era alguien que se enfermara a menudo pero afortunadamente no hicieron muchas preguntas. Le aconsejo como manejarse y que medicamentos tomar, de igual forma lo que debía hacer si llegaba a complicarse. Siguió todas las indicaciones al pie de la letra y se mantuvo despierta toda la noche cuidando de él.

Gracias al cielo sus signos se estaban estabilizando y mostraba señales de mejoría, una premisa que lograba generarle alivio en grados nunca antes experimentados. Esperaba solo que despertará y de esa manera estar fuera de peligro.

Cambio los vendajes, limpió sus heridas con dedicación y extremo cuidado, reviso su brazo derecho y se aseguró de suministrar los medicamentos por vía intravenosa—Cortesía de Garden—. Cuando terminó miró su rostro todavía un poco inflamado pero mucho mejor a como estaba antes. Quedó embelesada ante sus rasgos serenos y apacibles, recordando las palabras dichas por él noches atrás, cuando la fiebre se presentó con más fuerza.

Por favor... no te vayas...

Le susurró suplicante siendo testigo de como intentaba abrir los ojos con dificultad.

Por favor... quédate.

Sintió un nudo en el estómago formarse al verlo tan vulnerable y angustiado. No era la primera vez que denotaba dicho comportamiento y creyó que no lo hacía a consciencia más bien, parecía algo escondido en lo más profundo de su subconsciente que se manifestaba en momentos como ese.

Eso le traía recuerdos del pasado. Entonces él, también sufrió mucho como ella y su hermano como todos en su momento ante la guerra.

Sin ningúna mano de ayuda que los asistiera.

No iré a ningún lado, ¿Está bien?.

Quería asegurarle que pasará lo que pasará no iba a dejarlo solo, que estaría ahí desde el anochecer hasta el amanecer si fuese posible y que no tenía necesidad de sentirse de esa manera, nunca más.

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