La ninfa acarició la dura tapa del libro, cuya imagen eran tres aspas atrapadas en un círculo similar a un ojo humano. La tapa era de color rojo como la sangre, el circulo que aprisionaba los tres aspas eran marcadas líneas negras.
No muy segura, la mujer pregunto:
—¿En qué parte de la biblioteca estaba estos dos libros, Annabeth? —le pregunto a la hija de Atenea.
Entonces ella respondió amablemente. El viento atravesó su rubio cabello, y de forma sutil empujo cada pelo, dando una apariencia digna de la realeza, acompañando esos llamativos ojos grises.
—en una sección olvidada—no hubo dudas en su tono, pero el silencio se apodero temporalmente—, pero...
La entidad de la naturaleza entrecerró la mirada, y con autoridad hablo.
—Dime hija de Atenea—sus ojos dorados brillaron con fuerza, y la tierra que pisaban tembló levemente—, ¿Qué has visto?
—Un cartel de madera—respondió nerviosa, no sabía a qué debía este cambio de personalidad en una ninfa gentil—, era muy viejo, la escritura inentendible, y ciertamente no era griego...
El ambiente se volvió pesado, toda presión de ira recayó sobre la niña sabia. Percy se interpuso y la protegió sacando su espada riptide que apuntaba a una ninfa enfurecida.
—Maldita seas Zeus—maldijo enfurecida, los relámpagos rugieron cuando el nombre del dios fue pronunciado en un arranque de ira, sin embargo, un silbido familiar calmo su enojo y allí lo vio, un búho bajando elegantemente con un aleteo silencioso.
Sus patas doradas tocaron la mesada de Poseidón, los semidioses nerviosos pensaron que explotaría por tocar groseramente la mesada del rey del océano, pero nada sucedió.
—Calmad ese turbulento corazón—susurro el búho, su voz ancestral fue tan poderosa que aturdió a los semidioses—, ellos no han roto el pacto... son inocentes. Dioses y semidioses son inocente del pecado de sus padres, tú... muy bien lo sabes, no te dejes engañar por la magia de la tierra.
Los semidioses cayeron al suelo, a excepción de Dionisio y Quirón, quienes veían la situación con desconcierto, pero espera una joven semidiosa mantuvo la consciencia; ella era Annabeth.
Los ojos del búho, completamente dorados observaron con expectativa a la joven que soporto sus susurros. Entonces noto esos ojos grises devolviéndole la mirada con cautela y temor, su frente ceñida demostrando desconcierto.
—¿Tienes preguntas, hija de Atenea? —preguntó respetuoso, su tono exudaba autoridad y conocimientos que quizás ni los dioses sabían.
—¿Quién eres? —pregunto la joven. Sus pies tambalearon, su mente mortal apenas soportaba la verdadera voz del ave. Sus susurros eran fuertes para el oído humano.
El búho permaneció mudo, observo a través de esos ojos dorados la voluntad de la humana. Su fuerza de voluntad fue sorprenderte, sus sentidos místicos vieron el corazón de la humana, ella era igual de curiosa que su madre. De tal palo, tal astilla.
La mesa de piedra marina azul con las pisadas del ave, prontos dejaron huellas doradas, no eran huellas del pájaro cada pisada representaba las emociones de la joven sabia.
El primer paso fue la curiosidad.
El segundo paso fue los anhelos.
El tercer paso era el deseo de proteger.
El cuarto paso fue la desesperación.
Y el último paso, fue la esperanza.
Ante la mirada de la ninfa, el búho inhalo el aire fresco y limpio. Al cabo de unos segundos, lo exhalo como si tuviera todo el tiempo del mundo. Sus plumas plateadas sopladas por el viento, produjeron movimientos fluidos, subieron y bajaron elegantemente.
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El legado de la profecía(Cancelado, remake: "El nieto de la profecía" )
FanfictionLa historia sigue a un hombre misterioso que se despierta en un bosque y descubre que está en un lugar desconocido, posiblemente en otro mundo. Lleva una armadura feudal similar a la de un samurái y tiene rasgos inusuales, como bigotes parecidos a l...