Un cuento misterioso atrae la atención de Jimin y sin saber cómo es transportado a un mundo de magia y hadas, siendo él elegido para ayudar a un hada de nombre Jungkook a resolver un gran problema.
𝑫𝒆𝒕𝒂𝒍𝒍𝒆𝒔:
《Pareja principal: kookmin
《Mini...
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Descendieron de la montaña, un trío inusual conformado por el hada malvada, Jimin y Jungkook. El camino empinado se extendía ante ellos, y cada paso parecía llevar consigo la carga pesada de la situación.
Jungkook, con su figura abatida, reposaba en la espalda de Jimin. Su expresión reflejaba el tormento interior que le aquejaba. Cada vez que el camino se volvía más difícil, Jimin ajustaba su postura para asegurarse de que Jungkook estuviera cómodo.
—¿Seguro que no quieres parar, Jimin? —murmuró preocupada la hada, desde que salieron de la cabaña, no se habían detenido ni un segundo para descansar.
—Descuida, estoy bien, hadita —Jimin le dedicó una pequeña sonrisa reconfortante antes de volver la mirada al frente —. Ya casi llegamos.
El viento soplaba susurros de incertidumbre, llevando consigo las palabras no dichas que pesaban en sus corazones.
Jungkook sentía la necesidad de expresar miles de cosas que pasaban por su cabecita pero se limitaba a aferrarse con su vida a aquel libro lleno de tierra que Jimin había escondido de la vista de todos.
Sentía que no podía dar un movimiento en falso sin sentirse constantemente vigilado por aquella hada cubierta por una enorme y pesada capa negra. Dentro de sí mismo, creía que esa capa era igual de pesada que sus pecados.
De pronto, sintió que no podía reservar su frustración para sí mismo, así que empezó a hablar a la nada misma.
La montaña escuchaba atentamente mientras Jungkook narraba la historia detrás de los problemas que asolaban el pueblo y cómo el hada malvada estaba en el centro de todo ello. Jimin, aunque concentrado en el camino, escuchaba con atención cada palabra, asintiendo ocasionalmente para mostrar su comprensión.
—Es injusto que todos pagáramos por culpa de uno —mencionó, recalando en la obviedad de sus palabras.
El hada malvada, por su parte, caminaba a su lado, su mirada a menudo perdida en el horizonte. Sus facciones oscilaban entre la dureza que había mantenido y las fisuras de duda que parecían comenzar a aparecer. El aire a su alrededor vibraba con un aura de conflicto, como si luchara con sus propias emociones en medio del camino descendente.
