Introducción

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Bienvenidos a esta nueva historia, quiero decirles que esto es un regalo para todas aquellas personitas que me han seguido a lo largo de este tiempo, muchas gracias por su apoyo y muestras de afecto.

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El mundo se encontraba en pleno apogeo, los dioses apagaron sus voces y dejaron que su hermosa creación se expandiera por el planeta escogido, dos razas fueron puestas en el ciclo de la vida, los humanos y los cambia formas, estos últimos podían tomar la forma de un animal, pero cuando estaban en su forma humana, podían mantener esos hermosos rasgos, como lo eran sus orejas y sus colas, los dioses los querían más, porque estos eran muy puros de corazón. Al ver esta diferencia, los humanos fueron más rápidos en poblar el lugar, ya que podían relacionarse con otro ser humano, a diferencia de los cambiantes que siempre esperaban a su pareja destinada, al irse incrementando su población, también creció su recelo ante los combiantes, quienes según ellos, tenían buenas tierras (gracias a su arduo trabajo), mejores animales, etc.

La envidia fue el pecado capital que se instalo en el corazón de cada ser humano, se olvidaron que ellos también eran hijos del supremo, basto para que uno alzará la voz y todos lo siguieron, colocaron correas y bosal a cada macho y a las hembras las pusieron a servirles, así comenzó la era de la esclavitud para estos seres inocentes.

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Su mirada se perdió ante el profundo cielo nocturno, agradecía que su jaula tenía  una pequeña ventana, cada noche elevaba sus pequeños ojitos hacia aquel firmamento, pensando que sus padres lo observaban y alentaban para que no perdiera la poca cordura que tenía, entonces su naricita comienza a moverse igual que un conejito. Gira su  rostro y observa como la cerradura de su jaula se mueve, los pelitos de su colita y orejitas se crisparon, saca a relucir sus pequeñas garritas.

El cerrojo sedio y la puerta se abre en silencio, él está en posición de ataque y cuando la puerta es abierta en plenitud, salta sobre el recién llegado

— también estoy feliz de verte teme, pero puedes guardar tus garritas, me están lastimando ..... (Susurro)

— ¿Dobe? ¿Qué haces aquí? ... (También susurro).

El pequeño azabache se quitó del cuerpo del pequeño rubio, este último se levantó y cerró la puerta, luego con una sonrisa le muestra una pequeña bolsa de tela.

— Ese tonto de Kabuto te mando a dormir sin cenar, te traje pan y leche

— no debiste hacerlo, ya te han atrapado una vez y gracias a los golpes que te dieron no pudiste sentarte en varias semanas.

— pero no podía permitir que te fueras a dormir sin probar alimento.

— tks, no sería la primera vez que lo hiciera.

— pero no mientras esté yo aqui, no lo olvides, seré tu alfa.

El pequeño azabache rodó los ojos, sabía que nuevamente empezaría con su parloteo, por eso tomo la bolsa y saco lo que había adentro.

— ya te dije, mi mamá decía que cuando encontrará a mi destinado lo debía cuidar como la cosa más delicada posible.

El pequeño azabache trago la comida.

— quien te dijo que yo era delicado.

— no dije que lo fueras teme, dije que debía ser delicado al cuidarte.

— dobe, mejor cállate

El pequeño rubio formó un puchero

— no se porque siempre me dices eso, como estás seguro que yo seré tu pareja si ni siquiera nos hemos presentado, por qué asumes que serás Omega

Te llevaré a la libertad (narusasu) / omegaverso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora