Mí pecho subía de arriba a abajo agitado en busca de aire, estaba sudado y con los ojos cristalinos, tal vez mí cara y cuello estaban rojos por la excitación que habías provocado en mí.
Sentía dolor por mentirte y haberte permitido tener intimidad conmigo aún estando en un estado decadente, pero no era más grande que el dolor que sentía en mí entrada, pues ardía de lo duro que habías sido conmigo está noche.
Abrazabas aferrado mí cintura que el calor de tú cuerpo llegaba a mí pero yo mismo me encargaba de apagarlo.
— Me encantas Jun.
— Te amo SooBin.
— Perdóname —besaste mí hombro— Debí ser más delicado, pero el no verte me desespero por estar contigo.
Era mentira, mentías SooBin, esa era una más de las excusas tan terribles que me habías dado durante nuestra relación.
— SooBin... Yo te pedí, suplique y rogué para que fueras más delicado conmigo —dije cansado— Tú nunca me escuchaste.
Porque parecía que te encantaba hacerme llorar.
— Pero te necesitaba...
— No es excusa.
— Pero miramos, tú y yo, juntos de nuevo.
— Si, es lo único que vale la pena.
Porque te amaba aunque me lastimarás de todas las maneras posibles en este mundo, porque estaba convencido de que tú me amabas aunque nunca lo dijeras.
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Estoy llorando, llorando, amooooo, lo siento soy masoquista.
