un bonito recuerdo

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Algo muy triste pasó en la vida de River.

Y fue que su abuela, después de un largo rato enferma, al fin falleció. Ella estaba devastada, igual que su padre.

─Abuelita, te voy a extrañar muchísimo. ─decía entre lágrimas en la lápida de su abuela. ─Fuiste una de las mejores personas que existieron... Te amo infinitamente.

─Ya, ─su papá se secó sus lágrimas. ─ya vámonos cariño.

Subieron al coche y fueron a la casa de su abuela, que ahora era propiedad del padre de River, Nathan. No hubo ni una sola palabra en todo el camino, todo era pura tristeza y lamentos.

Cuando llegaron a la casa, quien fue a su cuarto, River se quitó su vestido y sombrero negro y se puso algo más cómodo para el frío, ya que la temperatura era baja, al menos ya se había acostumbrado.
Estaba buscando entre su armario, no encontraban sus otros abrigos y luego se acordó que estaban sucios, así que se pasó a la otra puerta.

Y ahí encontró uno de los abrigos de Miguel, uno de los tantos que usaba. Era el que él le había regalado para llevarse. Le quedaba grande, porque él era mucho más alto, pero aún así le gustaba porque sentía que era el más cómodo de todos.

Lo tomó en sus manos y suspiró, acordándose de él.

Durante todo este año y unos dos meses, las cosas habían cambiado. Ya no sentía la misma emoción de siempre al recibir un mensaje o una llamada suya. Sí lo seguía queriendo, claro que sí y le gustaba hablar con él, pero ya no era el mismo éxtasis de siempre. Y Miguel sentía lo mismo, el sentimiento era igual. Tardaban algunos minutos o hasta horas en responderse y a ninguno le molestaba. De cierto modo, hasta sentían un poco tranquilos.

Y por obra del destino, le llegó un mensaje de Miguel.

¿Cómo sigues Riv?

Lo siento mucho flaca, sabes que puedes hablar conmigo todo lo que quieras

Cuando me necesites aquí estaré

Siempre <3

Eran sólo un poco de todos los mensajes que le había enviado, desde que River le avisó que su abuela murió, él le ha estado mandando más mensajes de lo habitual.

River sólo se fijó por la ventana de notificación de su celular pero no contestó, lo apagó y se acostó en su cama. Después de unos minutos escuchó como su papá la llamaba y fue a ver qué quería.

─Te buscan. ─le abrió pasó a un muchacho.

─Taylor. ─le sonrió. ─Pasa.

Se subieron de nuevo al cuarto de la chica.

𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐦𝐞𝐫𝐜𝐚𝐝𝐨 ; miguel cazarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora