UN ADELANTO HOT DE LO QUE ESTÁ POR VENIR
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HUXTON ARMSTRONG
Así que si quieres que este beso se repita, si quieres algo más, búscame en el lago, ahí estaré...
Sus palabras lo siguieron como una nube todo el día. Como un hechizo siendo recitado una y otra vez hasta embrujarlo por completo.
Fue lo que lo hizo caminar a través del bosque, lo que lo hizo cruzar la distancia hasta el lago, avanzó como un marinero siendo atraído por el canto de una sirena, directo a su perdición. Paso a paso, su corazón fue acelerándose hasta el punto de la taquicardia.
Cuando Huxton finalmente llegó la encontró ahí, parada en medio del lago, la superficie acariciando su cadera, la silueta de su figura lucía celestial, la luz de la luna confabulando con la claridad del agua para hacer brillar su piel.
Huxton se lamió los labios y comenzó a desabotonarse la camisa. Caminó hacia el agua dejando que la prenda abandonara sus brazos, el frío heló su piel pero el ferviente deseo que sentía por Gwen era suficiente para mantenerlo tibio.
Sus botas fueron las siguientes en ser descartadas y sus calcetines después, sus pantalones cayeron al suelo cuando alcanzó la división entre agua y tierra.
Siseó al sentir las piedras frías bajo las plantas de sus pies pero experimentó alivio al sentir cómo su piel pronto se aclimataba al lago. La superficie del agua acarició sus tobillos, luego sus pantorrillas y después su cintura.
En boxers, Huxton Armstrong caminó y hasta que el agua estuvo a la altura de su pecho y la nuca de Gwen estuvo a la altura de sus labios. La chica olía a jengibre y caramelo, a canela y mañana.
A esperanza y anhelo.
—Viniste —la chica comentó, con esperanza, con leve acusación
—Cómo no hacerlo —cerró los ojos e inhaló profundo pero en silencio—. ¿Cómo no hacerlo cuando la mujer más hermosa me invitó a besarla de nuevo?
En la superficie del agua, Huxton pudo divisar la sonrisa de la chica.
Las manos de Huxton encontraron la cintura de la joven y las de Gwen encontraron a ciegas sus muslos, sus finos dedos acariciaron el vello ahí mientras que las de él palpaban su suave piel.
Se sentía bien, tocar, sentir y disfrutar así, sin miramientos limitando sus manos, sin prejuicio obstaculizando su ganas.
En ese momento, las sombras eran su refugio, la tinta negra que los camuflaba del resto del mundo. Cuando estaban así, pecando con el otro, la noche era su mejor aliado, su confidente, la oscuridad que ofrecía les permitía sentir sin ver, tocar sin culpa, disfrutar sin miramiento.
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EL PAPÁ DE MI NOVIO
Romance¿Tú? no gracias, tú papá está mejor... Él, el padre de su novio. Ella, la novia de su hijo. Ellos... el secreto favorito del otro. Después de tantas decepciones con chicos de su edad, Gwendolyn Everglow, en busca de perder su virginidad, decide que...