Y a Paulo, por primera vez, no le importaría dejarse cazar.
—Repetilo.
—¿Q-Qué cosa?
Leandro sonrió sintiendo la forma en la que su omega se humedecía aunque llevara capas de ropas encima, y contando con esos ligeros nervios por la situación que eran fáciles de descifrar.
Sin embargo, jamás respondió. Se mantuvo en silencio, aún con el agarre presionando hacia abajo, y siempre manteniendo su brillosa mirada en la persona sobre sí.
Escuchó un pequeño jadeo por parte del omega, que fue incrementando junto a un delicado temblor que lo hacía sentir poderoso por tenerlo deshaciéndose en sus brazos con solo unas vagas caricias en el hueso de las caderas.—Vos ya lo escuchaste, mi amor. ¿O enserio pensaste que iba a ser tan boludo como para no sentir eso en mi bóxer?— Dybala se inclinó para por fin unir en un insaciable roce los labios contrarios; no evitó que una minúscula sonrisa apareciera cuando el alfa no evitó besarlo. —Sos un hijo de puta, haciendo todo ese quilombo con marcas discretas para que yo no me diera cuenta.
—¿Q-Qué querés que haga? Siempre pensé que tus insinuaciones eran cosa de instinto porque se acercaba tu celo. — se sinceró el menor, elevando su palma hacia los costados del torso ajeno; enviando sensaciones de corrientes eléctricas por la columna del cordobés.
—Puede ser, capaz lo hacía para que te tires en algún momento. Me daba mucha bronca que siempre te fueras y me dejaras acá, conchudo. — se quejó en un murmuro, abrazando el cuello del porteño.
—Yo quería ser un alfa respetuoso para vos, joyita. Decí que tengo el mejor autocontrol que te podé' imaginar en la vida. — Paredes le dedicó una sonrisa de lado, sin resistirse en besar la bronceada piel que tenía enfrente.
—¿Ha sí?— inquirió, con una sonrisa que podía aparentar cualquier cosa, menos ser verdadera. —Yo no quiero un alfa respetuoso, yo te quiero a vos; a mi alfa. Ahora.
Y entonces, como si esa simple oración fuese un jn propulsor para olvidarse del dichoso autocontrol que tenía, forzó el agarre en la cintura del morocho para entonces girarlo y cambiar de posiciones; ahora Paulo era quién reposaba su tonificado cuerpo en las sábanas, y Leandro se mantenía entre las piernas del mayor, manteniéndolas abiertas y a disposición suya.
—¿Querés saber por qué lo hice?— preguntó, sabiendo la respuesta sin necesidad de que el cordobés hablara. —Lo hice porque mi lobo necesitaba marcarte como mío, pero a veces sos tan jodido que no sabía si ibas a querer. — susurró en cuanto despojó al omega de sus prendas inferiores, y se limitó a acariciar la piel tersa. —Igualmente tenía que hacer algo, aunque sea lo más mínimo como dejar mi aroma en vos o eso.
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MARCAS DISCRETAS.
Fanfiction• Cɑdɑ díɑ, lɑ convivenciɑ con Leɑndɾo se vuelve mɑ́s γ mɑ́s difícil de sopoɾtɑɾ; Pɑulo siente que el enɑmoɾɑmiento poɾ fin le nublɑ lɑ visión, ɑunque un sentimiento mɑ́s pɾimitivo se ɑñɑde con el pɑsɑɾ de los díɑs. Solo que estɑ vez, unɑ ɑcci...