Capítulo 1: Bad Blood

128 8 0
                                    

El sol abrasador de Desembarco del Rey parecía solo intensificar la ardiente ira que reside en mi pecho. Era como si las llamas del sol se hubieran fundido con las llamas de mi propia furia, creando una tormenta de fuego que amenazaba con consumirme por dentro.

Una ola de tensión recorrió cada fibra de mi cuerpo mientras luchaba por contener el torbellino de emociones que amenazaba con arrastrarme. Sentía como si mi corazón estuviera a punto de estallar en mil pedazos, y mis pulmones se negaran a llenarse de aire. Aunque mis labios se curvaban en una sonrisa gélida y distorsionada, no era más que una fachada frágil que ocultaba el dolor y la desesperación que concebía en el interior.

Por ahora, solo puedo ser testigo de la farsa que se despliega ante mí, una artimaña elaborada que amenaza con destrozar irremediablemente lo que queda de mi vida. Cada detalle de esta escena se desarrolla con una precisión feroz, como si la propia realidad se burlara de mis sentimientos. Mi mirada se posa en el altar, donde mi padre une su destino al de Alicent Hightower. Cada palabra pronunciada como promesa de amor y lealtad resuena en mis oídos como una desalmada burla, un eco maquiavélico de lo que alguna vez creí que era verdad. Cada gesto, cada mirada compartida entre ellos, parece una ofensa personal, un ultraje que hiere más profundamente de lo que puedo expresar.

Alicent Hightower, en otro tiempo mi confidente más cercana, se ha transformado en un penoso símbolo de perjurio y embuste. Los recuerdos compartidos y los secretos confiados ahora parecen crueles bromas fraguadas por el destino. La chispa de triunfo en sus ojos me perfora como cuchillos afilados, mientras el veneno de la alevosía se expande inexorablemente por mi ser, recordándome lo frágiles que pueden ser las relaciones que una vez consideramos indestructibles.

Los Hightower, con sus expresiones gozosas, despiertan en mí una profunda repugnancia. No puedo dejar de recordar cómo sus manipulaciones y ambiciones egoístas contribuyeron a esta trágica situación. Si la honra y la nobleza fueran los pilares de la sociedad, no estarían celebrando una victoria, sino un implacable descenso hacia los confines del infierno.

En cada ocasión en la que mi padre y su nueva esposa ríen, imagino a mi dulce madre retorciéndose de agonía en su lecho de muerte. Mi sonrisa persiste, pero mis solo ojos irradian una ira incontenible. Engaño, traición y dolor se mezclan en mi interior como un cóctel explosivo, una tempestad que se cierra en el horizonte.

Daemon rechazó rotundamente asistir. Sus opiniones sobre la joven reina de su hermano quedaron inmortalizadas en la carta abierta que envió al Consejo hace apenas unos días. Se refirió a ella como "prostituta ándala", un sobrenombre que todavía me hace carcajear internamente. La carta acaparó la atención de las conversaciones en la corte, generando risas contenidas entre los presentes. La simple mención de las palabras de mi tío dejó a Otto Hightower frenético y las noticias sobre el contenido de dicha misiva agitaron los pasillos del palacio.

Los nobles se apresuraron a tomar partido en este juego de lealtades fracturadas, y las voces de indignación no tardaron en elevarse. Grandes señores ofendidos por la desvergonzada falta de respeto que vieron exteriorizadas en sus hijas, al ser excluidas de la oportunidad de cortejar al monarca. Porque mi sabio progenitor había elegido a la única hija de un segundo hijo sin tierras, en lugar de las doncellas de linajes más influyentes y de mayor alcurnia.

En medio del bullicio y la celebración de la boda real, me deslicé con gracia entre los invitados, observando con agudeza las expresiones de los señores que emanaban disgusto. Sus rostros parecían manifestar la desilusión que compartíamos, y no podía dejar pasar la oportunidad de expresar mi sentir. Con una sonrisa cautivadora en mis labios y palabras meticulosamente escogidas, tejí una red de influencia a mi alrededor. Cada gesto atento, cada halago estratégico, era como un hilo invisible que entrelazaba un tapiz de apoyo en torno a mi causa. En estos momentos de incertidumbre, sabía que ganarme el favor de aquellos marginados podía ser la clave para asegurar mi futuro y el legado que merecía.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 08 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La heredera del dragón (Sin edición)Where stories live. Discover now