#9

40 8 0
                                    

Después de la cena los Bakugou se fueron cerrando el trato con mis padres, aunque no me salve de la confrontación de mi padre al respecto.


- me ofende que no me hayas dicho lo que planeabas


- no lo habrías aceptado


- como lo sabes si ni siquiera lo intentaste


-sé que estás molesto, pero estoy dispuesta a proteger este reino tanto como haga falta


- y ¿quién te protegerá a ti?

Mi padre aguantaba las ganas de gritar, pero su rostro de desesperación era más que notorio, solo lo abrace y le dije la verdad.

- Mi seguridad no importa aquí y lo sabes, es mi deber, es por lo que nací. Es el peso que conlleva la corona, el que lleva nuestro apellido, nuestra sangre, nuestro linaje. No renunciaré a ello, y si voy a sufrir en una vida de ese tipo, que mi sufrimiento traiga prosperidad, que no sea en vano- él me abrazo como si temiera que algo me pasara en ese momento, pero acepto mi decisión

Pasaron algunos días y estábamos a poco tiempo de la noche de sangre, por las tardes hasta el ocaso me encontraba con ese chico del pueblo y por las noches planeaban mi emparejamiento con alguien que no se dignó a llegar a una sola cena en todo ese tiempo

Habíamos cenado con los Bakugou para arreglar cada detalle, sin embargo el príncipe jamás se presentó

Hoy ya estaba listo todo, así que decidí ir a liberarme del estrés un rato, fui por el camino que ya conocía y llegue bajo ese viejo sauce que tanto amaba, me deje caer a su sombra, sin embargo al momento del impacto había algo más bajo las hojas que cubrían el suelo


-Quitate de encima


Narra Katsuki

Los últimos días la pasé escapando de mis padres, quería posponer lo más que pudiera el suplicio que me esperaba, la chica no había aparecido por el pueblo esa tarde, me resigne y me marche al lugar que me había mostrado, me recosté hasta que se escucharon pisadas, me cubrí de hojas esperando que no fueran mis padres, no tenía ganas de pelear ahora. Al poco tiempo alguien cayo sobre mi

- Quítate de encima - Le dije sin ver su rostro cuando me quite las hojas de la cara caí en cuenta de quien se trataba, no pude evitar dar una risa de burla por su torpeza

- Quien lo diría, por fin apareciste. Admito que no espere verte en estas condiciones- Se levantó lo más rápido que pudo con la cara totalmente roja y apenada

-Lo lamento, no creí que usted estuviera aquí


- Porque estás tan formal hoy- me referí a su vestimenta, llevaba sombrero y cargaba con una sombrilla. Algo diferente a la última vez que la vi


- ¿Esto? Me hicieron llevarlo esta mañana. Aunque admito que ya no estoy muy acostumbrada me acerqué y retiré el sombrero de su cabeza, su cabello se soltó al instante


- ¿mejor?

-Gracias, pero que haces aquí?- tomo el sombrero de mis manos y se sentó al pie del árbol

- ¿te molesta?

- en lo absoluto, pero no creí verle hoy

me quede callado, y solo me senté a su lado

- no contestaste mi pregunta- insistió

-Te busqué, y no te encontré. Así que vine a descansar aquí

-¿por qué me buscabas?

- no lo sé, no me molestas supongo- apoyé la cabeza en el sauce y cerré los ojos

Ella sonrió e imito mi acción, después de un rato ella habló

- ¿Está mal arrepentirte de tu palabra?

- Depende, ¿qué hiciste?

-Básicamente estoy comprometida

La noticia me tomo por sorpresa y algo me punzo en el pecho

-¿Lo amas?

-Por supuesto que no, no lo conozco. Además, es un irresponsable, insensible y un bruto. No podría decir que lo amo si el sentimiento se asemeja más a desprecio

- Entonces ¿es un matrimonio arreglado?

Solo asintió con la cabeza, esa chica estaba en la misma situación que yo, no la culpaba por sentirse así, y el saber que ella no sentía nada por el de algún modo me tranquilizaba

- El arrepentimiento es un sentimiento común, lo que realmente importa es lo que haces al respecto

Volvimos a charlar y se hizo de noche, me contó acerca de sus padres y yo de los míos, aunque no toco el tema de como había terminado en un compromiso de ese tipo

-Ya es tarde, tengo que irme.

-Te acompaño, es peligroso ir de noche sola

- No es necesario, estaré bien.

- Al menos dejame acompañarte al pueblo

Me vio con una sonrisa y acepto mi propuesta

-Está bien

Antes de empezar a caminar le ofrecí mi brazo para que lo tomara y lo acepto

- Ese día no entendí por qué me dijiste que pasara entre las flores, pero tenías razón, no me arrepentí de hacerlo. ¿Te gustaría acompañarme esta vez?

- Por supuesto

Entramos al campo de flores y miles de luciérnagas iluminaron a nuestro alrededor, un espectáculo maravilloso a la vista. La tomé de la mano mientras nos adentrábamos aún más

- nunca me canso de este lugar, aún no entiendo como nadie más lo ha encontrado

-Tal vez eso es lo que lo hace tan magnífico, nadie lo mancilla y conserva esa belleza natural

Así ella se fue, le pregunté si nos volveríamos a ver, ella me dijo que mañana a la misma hora, mismo lugar. Después solo se despidió y me quede en la orilla del pueblo tal y como había dicho

Esos meses de charlas me estaban afectando, calmado sin que nadie me molestara, o al menos así fue hasta que llego Kajimi; mi acompañante oficial

- Príncipe, dicen sus padres que: si ¿los acompañara hoy a la cena?


- ¿Por qué sigues insistiendo en preguntar si ya sabes la respuesta? Solo te cansas en buscarme

- es mi trabajo, además, no puede ser tan malo, quisa si la conoces te agrade

- no quiero casarme con ella, no me interesa ella

-¿Ella? Entonces quien es la que te interesa

-No dije que alguien lo hiciera

- Especificaste que no te interesa ella, significa que ¡hay alguien más!

La miré serio, no podía negar sus especulaciones, pero no le daría cuerda

-No puede ser, ¡el príncipe Katsuki está enamorado! ¿Quién es la afortunada?

- No estoy enamorado, y eso no te incumbe

-Si usted lo dice Príncipe, pero si solo lo está ocultando por orgullo. Le recomiendo que hable con sus padres, si es que no es muy tarde

- No puedo, ella está comprometida.

Me miro con pena, algo que odiaba, si la hubiera conocido antes nada de esto habría pasado. 


Aunque ni siquiera sabia si este sentimiento era real, pero por alguna razón no podía sacármela de la cabeza

Emperador Por ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora