Rhaenyra Targaryen había deshonrado a su casa, y así misma, después de una noche entre copas y follage, la princesa heredera había quedado en cinta. Viserys, el rey, ordenó que la joven fuera casada con nada menos que, Otto Higthower, su lord mano y...
Viserys caminaba con intranquilidad, observó a la dama que estaban de pie junto a la chimenea con el rostro empapado de lágrimas y el semblante caído. El rey se acercó a la joven y tomó su mano, la acarició por unos minutos para después mirarla.
— No debes amedrentarte querida, hablaré con el consejo para tomarte como esposa. — suspiro. — No dejare que tu honor sea puesto en duda. — finalizó atrayéndola hacia sus brazos y ella se escindió en su pecho sollozando.
— Tengo miedo Viserys. — susurró. — Si Rhaenyra se entera, quizás me odie. — confesó. — Y la reina, los Velaryon, ellos jamas permitirán que sea tu esposa, repudiarán a mi hijo, y también lo harán conmigo. — dijo con preocupación.
Viserys guardó silencio por unos minutos, sabía perfectamente que esta situación se había salido de sus manos y ahora estaba en una encrucijada sin salida. Quizás si hubiera tomado el consejo de Rhaenyra hace algunos años, no estaría en aquella situación.
Pero ahora las cosas estaban hechas, y ambos tendrían que enfrentarse tan a la corte, como al resto de su familia. Ambos se quedaron acurrucados, y no se percataron que la puerta de la habitación fue abierta, por ellas entrando con un semblante serio, la princesa heredera entraba cargando en sus brazos un huevo de dragón. La joven quedó en silencio, observando aquella escena, sus ojos se abrieron como plato y el nerviosismo la hizo ser torpe.
Rhaenyra chocó contra la maqueta de la ciudad de Valyria que su padre estaba construyendo, la mirada de ambos amantes pasó de golpe hacia la joven que parecía nerviosa, ambos se apartaron de inmediato y con nerviosismo hablaron.
— ¡Rhaenyra! — la joven se aproximó a la mencionada. — Yo... — ella fue interrumpida.
— No soy tonta Alicent, sabía que esto estaba pasando desde hace mucho. — ella sonrió con nerviosismo. — Crees que no notaría que ahora comes más, tú vientre está levemente más abultado y tus pechos han crecido. — una risa burlona se escuchó. — Eres como mi hermana, te conozco como la palma de mi mano. Además, mi padre y tu, no son muy discretos con las miradas. — confesó.
Ambos presentes rieron con complicidad y se relajaron, Viserys se acercó a la Higthower y posó su mano con la de ella, uniéndolas. Rhaenyra sonrió, de inmediato se acercó a la mujer y posó de mano derecha en el vientre de casi dos lunas y medias, sintiendo por primera vez al que algún día si sería, su preciado hermano o hermana.
