¡Bonjour!
¡Buena lectura!
María se quedó estupefacta cuando su tío Belisario le dijo que ese hombre que acompañaba a Carmelita era nada más y nada menos que Bruno, su padre.
La muchacha tenía frente a ella al hombre que la abandonó cuando era una pequeña e indefensa criatura, luego de la muerte de su madre.
María no estaba segura de lo que esperaba su padre de ella, pero lejos de alegrarse apretó los puños con fuerza diciendo:
- Debe estar equivocado señor, mi padre murió hace muchos años.
Bruno frunció el ceño indignado ante las palabras de su hija.
- ¿Por qué dices eso? -la reprochó- tuve mis motivos para marcharme... estaba devastado por la muerte de tu madre y no era capa de lidiar contigo, ahora decidí volver para enmendar mis errores.
Pero María no era tan ingenua como la gente creía. Miró de pies a cabeza al hombre que tenía frente a ella y a decir verdad, Bruno no tenía el mejor de los aspectos.
Se veía sucio y golpeado por los años, además tenía los ojos rojos y algo perdidos. Lo que claramente indicaba que había estado bebiendo en grandes cantidades.
- No niegues a tu sangre -la regañó su tía Carmelita- errar es humano.
- Lo es, tía. ¿Pero errar por tanto tiempo? -María negó con la cabeza- ¿Y a cuenta de qué ha vuelto? Estoy segura que quiere obtener ventaja a costa mía.
- Lo único que deseo es recuperar el tiempo perdido, hija -insistió- busco tu perdón.
Aunque sus tíos y sus primas se conmovían ante las palabras del aparecido, María no creía que dijera la verdad. Le daba mala espina, por muy su padre biológico que fuera.
- No me pueden pedir que salte a sus brazos -rompió el silencio- solo el tiempo dirá si en verdad busca enmendar sus errores -sentenció alejándose de todos.
Lastimosamente no había en la casa un lugar en donde tuviera privacidad. De modo que corrió hacia el bosque que rodeaba la propiedad, llegó hasta el pequeño lago y se sentó en ese pedazo de tronco que tantas veces se había convertido en un diván en donde desahogaba sus pesares.
No tenía un buen presentimiento con la llegada de su padre, aunque en incontables noches ennsu niñez imaginó a Bruno volviendo a su lado y cumpliendo como padre, esta vez el temor se apoderaba de ella y pronto se daría cuenta que su instinto no se equivocaba.
Tras el paso de los días su padre no daba problemas. Su comportamiento era ejemplar, ayudaba en la casa y no presionaba para una reconciliación con su hija, se mostraba atento y muy servicial.
Tanto que Belisario conmovido ante el arrepentimiento de su hermano, aconsejó a María que lo mejor era que invirtiera el dinero que guardaba en comprar materiales para reparar la casita en la que su madre y su padre habían habitado antes.
Tanto el terreno como la casa se encontraban abandonados, luego de mudarse a vivir con sus tíos María nunca quiso ir al lugar que se ubicaba a casi un kilómetro de la granja de Belisario.
Al principio la joven se negó a la peticion de su tío, sin embargo cedió ante la presión de sus familiares.
Las semanas fueron pasando y mientras el tío y su padre trabajaban en reparar la casa, María y sus primas se encargaban de ir a la ciudad a vender los quesos.
En cierta ocasión volvió a encontrarse con Esteban, que no dudaba en comprar quesos ya que había quedado fascinado ante la calidad y buen sabor de estos.
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MI POESÍA
RomanceAmbientada en 1920, una historia de amor entre Esteban Albuquerque y María Fernández se desembocará en situaciones no tan románticas. "LA POESÍA ES EL DESVÁN DE UN METAVERSO, DONDE LAS MUSAS SE DESNUDAN COMO ALBATROS"