Sipnosis.
-¿Te encuentras bien?- Me pregunto Alice con ojos preocupados a través de sus gafas, apenas salí del despacho del director.
-Estoy bien, no te preocupes.- le dije con mi mejor sonrisa. Pero pronto las lagrimas aparecieron junto con un dolor en el pecho.
-No estas bien, ¿Por qué lloras, Cass?
-Iré a casa. Te veo mañana. - Logré
murmurar entre sollozos, ignorando su cara sorprendida por mi brusca respuesta.Me di media vuelta retirando las abundantes lagrimas, sin resultado.
-¡Cassandra!- le oí gritar mi nombre, pero no pensé ni por un momento en girarme.
El dolor era inimaginable. La noticia que acababa de recibir de mi madre era lo peor que podía haber escuchado.
Sentía que el aire ya no entraba a mis pulmones, que la sangre ya no corría por mis venas, y que todo, era culpa mía.
El ardiente calor del verano se sentía frío como el hielo.
Ya no podía resistir mas, necesitaba expresar mi dolor de alguna manera. Llegue a casa, me senté enfrente del gigantesco piano de cola que mi padre atesoraba y comencé a tocar notas que no sonaban bien juntas, me rendí al poco rato y me cubrí la cara con las manos, llorando y sintiéndome destrozada.
En mi pequeña agenda vacía, escribí con la letra mas delicada posible.
"Lamento no habértelo contado, Jayce. Te amé mucho mas que como un amigo"
¿Como se supone que aceptas la muerte de tu mejor amigo, al que nunca confesaste tus verdaderos sentimientos?
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Yo no soy él.
RomanceCreer que por fin en tu mundo se han abierto puertas, y la muerte de Jayce, pudo cerrarlas todas de golpe. ¿Que puede hacer Cassandra, desesperada para salir del calabozo de sus sentimientos? No hay rutas de escape. Pero alguien debe tener una llave.