Capitulo 4.
4 días después.
No hay manera de evitarlo supongo. Ese día había clases de Matemática. No me alegraba para nada la situacion, pero no podía saltarme la clase. ¿Verdad?
Entré en aula con los dedos cruzados. No deseaba que Kyle estuviera allí.
Me estas jodiendo.
Desenrede los dedos y voltee los ojos ante la escena que veía. Todos estaban sentados en pareja, los asientos ocupados. Excepto uno. Mierda. Me acerque a la silla y me senté en esta. Kyle, quien parecía haber armado todo, me sonrió.
-Buenos días.- Murmuró.-Lamento lo del otro día. Debo acostumbrarme a la reglas de aquí. -Puso una cara de disgusto.
Lo observe fijamente. El seguía hablándome. ¿Que mierda....?
El chico parecía tan inocente que simplemente asentí. El sonrió de nuevo.
-No debes hablarme, no te responderé.-Le dije tratando de parecer seria.
-Acabas de hacerlo.-Una media sonrisa salió de sus finos labios.
-No lo haré de nuevo.- Reprimí una sonrisa. Este chico...
-Lo hiciste otra vez.- Soltó una risita. No pude evitarlo y sonreí también. Pero no hablé mas. Que el sea amable conmigo activa mis defensas. Reaccioné y me puse alerta.
Trataba de concentrarme durante la explicación del docente, pero Kyle me contó un chiste tan malo que no pude evitar reír un poco. Debo controlarme. Dirigí la vista a la ventana, tenia que alejarme de sus penetrantes ojos grises. Sentí un suave tirón y cosquilleo en la nuca. Él estaba jugando con un mechón de pelo. Oh dios mío. ¡Él estaba jugando con mi cabello! Estaba perpleja, no podía ni girarme a verlo. Nadie ajeno me había tocado el cabello. ¡Ni siquiera se me acercaban! Me estaba costando mantener mi corazón quieto.
-El color de tu cabello es muy bonito. Es como la miel-Balbuceó. Yo me paralice.
La voz de Jayce sonó en mi cabeza.
"Amo el color de tu cabello, es igual que la miel, y sabes que amo la miel"
Kyle paro al notar que me alejaba.
-¡No!-Grité, pero lo único que salió de mi boca fue un susurro.-Cállate...por favor...Para.- Estaba temblando - ¿Por qué dices lo mismo que él?- Dije con voz quebrada.
El se separo de inmediato y busco mi mirada, estaba asombrado por mi respuesta.
Me levante bruscamente y le dije al profesor que sentía nauseas. El asintió y me dejo ir. Sentí pasos apresurados detrás de mi pero no me volteé. Corrí hacia el gigantesco sauce que estaba en el patio. Me apoye en el y calme mi respiración. O por lo menos eso intenté. El pánico se apodero de mi.
Me deje caer de rodillas en el césped e inhalaba con dificultad. Una sombra me cubrió desde atrás. Yo tenia las manos puestas en el cuello.
-¿Que tienes?- se acuclilló a mi lado. Distinguí que era Kyle. -¿Estas bien?
Yo asentí. No quería que nadie se enterara de mis ataques.
-¿Segura?- El me detallo bien.
-Tranquilo solo...-Caí de espaldas al césped. Nada de aire llegaba a mis pulmones. Puta mierda. No hay otra opción. -Pánico.-Me las arregle para contestar- Ayúdame- Supliqué. No quería su ayuda. Y mi orgullo me dolía. ¿Pero que mas da? No iba a morir allí.
-¿Sufres ataques de pánico?- Sus ojos se abrieron de par en par.-¿Llamo a la enfermera?- Exclamó preocupado. Negué con la cabeza. -¡¿Que hago?!- Me lleve el dedo indice a los labios mandándolo a callar, es lo único que puede hacer por mí.
Me estaba dejando llevar, nada me costaba cerrar los ojos y dejarme llevar. Nada.
-¿Cassandra? ¡Hey!- Me sacudió pero ya estaba cayendo dormida ¿Como sabia mi nombre?-¡Cassandra!- Gritó y me abofeteo. El impacto me trajo cálido y bienvenido aire a los pulmones. Comencé a respirar.
Me incorpore y lo mire a los ojos, dejándonos a pocos centímetros de distancia.
-No le digas a nadie sobre mis ataques. Pero gracias...por ayudarme.- Le susurre.
Él me soltó bruscamente al notar lo cerca que estábamos.
- No hay...problema. - Se levanto sonrojado y se alejo sin palabra. Yo sonreí.
No puedo permitirme acercarme a él, si le agarro cariño...No. No quiero que se repita. Me alejaré.
No soportaría verlo sufrir.
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Yo no soy él.
RomanceCreer que por fin en tu mundo se han abierto puertas, y la muerte de Jayce, pudo cerrarlas todas de golpe. ¿Que puede hacer Cassandra, desesperada para salir del calabozo de sus sentimientos? No hay rutas de escape. Pero alguien debe tener una llave.