—Aún puedes irte caminando al restaurante.
Hinata, con una mala mirada en su rostro y su paciencia casi llegando a cero, giró sus grandes ojos marrones hacia el alfa que mantenía una diminuta sonrisa en sus labios mientras encendía su auto. Hacía de cuentas que no le interesaba el enojo del omega, pero Shoyo pudo verlo aguantando la risa en más de una ocasión.
—¿No dijiste que el restaurante estaba a diez minutos? — preguntó el más bajo, sin llegar a fruncir los labios ni mostrar más disgusto del necesario.
No entiende todavía qué hacía en el auto de Kageyama.
Al principio se había negado rotundamente a poner un pie en el vehículo, cruzándose de brazos y objetando cualquier razón que Tobio le diera para subir al coche. Hinata admitía para sí mismo que una cosa era ir a una cita con Kageyama Tobio y otra muy diferente ir en un auto con él.
Los escoltas esperaban que la discusión de los jóvenes tuviera fin, viendo interesados como su jefe, a quien solo le bastaba una media sonrisa para tener a múltiples omegas a sus pies, intentaba hacer que un pequeño chico subiera a su auto. Era algo nuevo. Quizás, al finalizar el día, le comentarían sobre aquello entre risas.
Todo terminó a los cinco minutos, con Tobio frunciendo el ceño y musitando un: "¿Entonces planeas irte al restaurante caminando, idiota?"
Muy ofendido por el insulto, Shoyo le dijo en un tono de voz algo elevado unas palabras que no logró entender muy bien, pero que iba acompañados con una expresión fulminante y un golpe fuerte de la puerta al entrar al auto.
—Por supuesto — le respondió Tobio, sacándolo de sus pensamientos y con los ojos atentos al camino que tenía delante —, está a diez minutos en auto.
Shoyo decidió guardarse la mala palabra, creyó que era lo mejor. En el fondo había aceptado la invitación de Kageyama porque sabía que esa actitud desinteresada no serviría mucho con un alfa acostumbrado a que todos babearan por él. Un día, al de ojos azules no le interesaría más un simple omega que le miraba mal y rechazaba todos sus intentos de acercarse a él, buscaría a otro entre la gran cantidad de omegas que existían.
Y Shoyo no podía permitir eso, ponía la operación para atrapar a la familia Kageyama en peligro.
—Así que, Hinata — habló el más alto, sus ojos seguían sin verlo puesto que parecía más concentrado en la carretera —, ¿me dirás más sobre ti?
—¿Eso no es algo que preguntas antes de invitarme a salir? Podría ser un asesino y en cualquier momento poner una daga en tu cuello.
Kageyama volteó para mirarlo, de una forma muy rápida e inesperada, regalándole una sonrisa a Hinata.
Allí estaba de nuevo: Esa sonrisa. A Shoyo le parecía espeluznante.
Espeluznantemente atractiva.
—No me diste muchas oportunidades para preguntarte cosas tan triviales como esas — dijo entonces, haciendo referencia a su primer encuentro y recordándole al omega la forma en la que le trató.
—Bien — aceptó, logrando alzarse de hombros como si no tuviera más opción –. Ya sabes mi nombre, tengo dieciocho años y actualmente estoy en un año sabático. Recién salí de la preparatoria, hace apenas unos meses.
—¿Tomas el año sabático como unas vacaciones?
—No sé muy bien a qué dedicarme.
El de cabellos azabache asintió, por lo visto comprendiendo lo que decía el de ojos marrones. Si Tobio no tuviera aquellas fama de solo usar a los omegas para una noche en su cama, Hinata creería que estaba realmente interesado en él. Que aquellas sonrisas altaneras y arrogantes eran sinceras.
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En la mira (Kagehina/Omegaverse)
FanfictionHinata Shoyo, un omega de dieciocho años, bajo de estatura y alborotados cabellos naranja, termina metido en una peligrosa misión para hacer caer el imperio criminal de una familia cuyo nombre ha causado terror desde hace unos años: Los Kageyama. T...