Epílogo

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Dos semanas después de la boda, la pareja de recién casados partió hace el primer destino internacional de grabación de la película en la que Ryusei era nuevamente el protagonista. Después de muchos años, Ann simplemente se dejaba llevar por aquel varón al que unió su vida, desistiendo de preocuparse por el futuro, ya que era él quien se encargaba de todo, cuidando cada detalle para mantener a su amada esposa confortable y segura.

Conocieron cinco diferentes ciudades europeas en seis meses. Cada nuevo lugar tenía para ellos una maravillosa energía romántica que alimentaba aún más al amor que se tenían, y confirmaba que la decisión de no organizar un viaje de luna de miel fue acertada, ya que, durante esos seis meses, por más que Ryusei tuviera que respetar un horario de grabaciones, sintieron que estaban disfrutando de una maravillosa luna de miel.

Al regresar a los Estados Unidos, cada uno de los esposos ya había cumplido un año más de vida. Con cuarenta y tres años la esposa y treinta y uno el esposo, empezaban a preguntarse por cuándo llegarían los hijos. Tras unas semanas de haber regresado a sus vidas en Los Ángeles, Ryusei decidió hacer una cita médica con un famoso especialista que tenía una reconocida clínica de fertilidad. Esto lo hizo a espaldas de Ann, ya que la periodista empezaba a mostrar el estrés que la embargaba cada vez que tocaban el tema de los hijos, aquellos que aún no llegaban y creía que quizás nunca lo harían al tener ella algún problema físico o por cuestiones de su edad.

Sin decirle nada, Ryusei recogió a Ann de las instalaciones del canal, y comentándole que irían a pasear, la llevó a la clínica. Al ver de qué se trataba el paseo que su esposo propuso, la Houston solo pudo darle un beso y decir «gracias» por haberse preocupado en lidiar con ese detalle. Ya en el consultorio con el especialista médico, la pareja manifestó su interés por ser padres, que desde que empezaron a mantener relaciones coitales no siguieron ningún método de control natal para lograr su objetivo, pero que aún no recibían la noticia de que Ann estuviera embarazada.

El médico pidió a Ann que cambiara sus ropas por la bata que había en el baño del consultorio, y tras acomodarla en la camilla donde le haría una ecografía vaginal, el galeno empezó a ver en el monitor del ecógrafo el útero de la Houston. Ryusei miraba atento la pantalla, aunque no entendía en absoluto lo que se mostraba en esta. Ann había cerrado los ojos y empezado a orar para recibir buenas noticias. Después de unos minutos, que para la pareja fueron eternos, el especialista se manifestó.

- Por lo que veo, no hay nada que yo pueda hacer por ustedes –escuchar eso hizo que Ann abriera los ojos de golpe y buscara la mirada de Ryusei, quien de inmediato tomó la mano de su esposa para consolarla al creer que recibirían una pésima noticia-. La Señora Miura tiene cuatro semanas de gestación, así que ya han logrado lo que estaban esperando, que es salir embarazados.

- ¡¿En serio, doctor?! –dijo Ryusei parándose de golpe de la silla en donde el médico lo había acomodado para que fuera testigo del examen que le hacía a su esposa.

- Sí, muy en serio –respondió el galeno con una amplia sonrisa al ver la alegría de la pareja.

- Mi amor, Ann chan, ¡vamos a ser padres! –dijo Ryusei y al fijar la mirada en Ann, la encontró con los ojos cerrados, llorando de felicidad y agradeciendo al Todopoderoso por la bendición que le entregaba al hacer posible que haya podido concebir un bebé.

- Voy a hacer una referencia para que mi colega especializada en control prenatal atienda a la Señora Miura con el embarazo, ya que debe pasar su primera visita médica para que empiecen el registro de la evolución de la gestación –dijo el médico acercándose a su escritorio, dejando a la pareja sola.

- Ann chan, amor, ¿estás feliz? –preguntó Ryusei mientras con sus manos secaba las lágrimas que recorrían el rostro de su esposa.

- Muy feliz, demasiado feliz, pero más agradecida porque seré mamá –las lágrimas no dejaban de caer, ella se sentía plenamente feliz y no quería ocultarlo.

El amante jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora