Luego del cumpleaños de Natsume, todo se volvió más animado. Todos nos llevábamos realmente bien, a pesar de conocernos no hace mucho. Junto con estos últimos hechos, había podido olvidar todo lo que había pasado con Ryota, aunque eso no impedía que tuviese que verlo todos los días. Pasamos una divertida noche organizando el cumpleaños, pero desde luego eso no es lo mas importante.
~ ¿Hoy día me vas a decir ese algo? –dije insistentemente.
~ Hikari, ya te dije que lo iba a hacer, pero no insistas tanto –me respondió mi mayordomo.
~ ¿Entonces me dirás por qué has estado quedándote aquí estas dos noches? Se supone que estaría sola.
~ E-eso... Bueno, es porque... No sé.
Sé que mi personalidad en este momento es como la de una pequeña niña, esmerada en conseguir lo que quiere sin importar el método, pero Ryota no me había dicho todavía lo que prometió. Esa curiosidad necesitaba ser alimentada en este momento, y no había nada más que me distrajera.
De esta manera pasaron los días hasta que llegó el día 23. Ya quedaba muy poco para navidad, y todos teníamos nuestros regalos y vestimentas preparadas. Tenía todo, menos el regalo para Ryota. ¿Qué le podía regalar? En estos momentos sentía que no lo conocía lo suficientemente bien, como para hacer algo que le gustara. Como no había comprado nada antes de viajar, estaba obligada a hacer algo con mis propias manos y, además, con lo que encontrara por ahí.
Pensé arduamente en un regalo que le gustara y que demostrara mi gratitud por estar cuidándome y ayudándome en estos dos meses y una semana. Luego de un buen tiempo se me ocurrió que podía hacer.
~ ¿A dónde vas? –preguntó Ryota, al ver que estaba saliendo.
~ Iré a caminar un rato, pero enseguida vuelvo.
~ Te acompaño.
~ Gracias, pero no –dije rápidamente, y de inmediato me fui.
Seguí mi camino, y reuní todo lo necesario. Iba a ser un simple regalo, pero de seguro que le gustaría. Demoré unas horas, ya que a pesar de que era simple, tenía su complejidad.
Al terminar de hacer el regalo volví a la cabaña, donde entré sigilosamente para que Ryota no me viera. Ahora tenía todos los regalos listos, y por supuesto, la ropa que llevaría puesta al día siguiente.
Junto con todos habíamos decidido hacer una pequeña cena, pero todos debíamos estar vestidos formalmente. La idea de estar vestidos así era que Minami le diera su respuesta a Natsume, pero que fuese una situación distinta y que quedara en sus recuerdos. Maoko y yo habíamos hablado mucho con ella, pero aunque nosotras quisiéramos que estén juntos, ella tiene que decidir. No sé cómo es que me dice tantas cosas sobre Ryota, pero ni ella misma puede entender su propia vida amorosa.
Por otra parte, Maoko se comportaba de forma extraña cada vez que se mencionaba el tema. Hace un par de días que está más rara de lo normal, sin embargo eso no es lo más raro. Ella rechazó comer algo. Y si, eso es lo más raro que puede pasar en la vida.
Mientras seguía en mis pensamientos habituales, escuché el ruido de una puerta que se cerraba. Reaccioné rápidamente, ya que todavía tenía el regalo en mis manos, y lo guardé bajo la almohada.
De inmediato se abrió la puerta de la habitación, donde entró Ryota. Me miró fijamente por unos segundos y luego fue al pequeño escritorio, donde sacó unas cuantas cosas que no vi y finalmente se fue. ¿Qué había sido eso?
A pesar de que hemos hablado un par de veces, la tensión sigue en el ambiente. No podía olvidar de un día para otro, y mucho menos en una semana, lo que pasó antes de que viajaremos. No quiero mencionarlo, ni siquiera recordarlo.
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Un Destino con mi Mayordomo
RomanceHikari es una chica que no le gusta su vida y que quiere un cambio en ella. Sus padres le dan un "regalo" por su cumpleaños: un mayordomo. Aunque ella no lo quiere aceptar en un principio, luego de darse cuenta de que su "regalo" le parece familiar...