La Acampada

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Todo estaba preparado, la barbacoa humeando, la bebida enfriándose, pero sobre todo las ganas de pasarlo bien, de reírse y de comentar los acontecimientos vividos en los últimos tiempos… Había sido una buena idea montar aquella acampada con la excusa de celebrar el cumpleaños de algunas de nosotras. Lo cierto es que el camping elegido, a media distancia de todas, era ideal con sus bungalows medio escondidos entre los árboles, lo que nos iba a proporcionar mucha intimidad para las reuniones nocturnas, alejados de la zona de tiendas y preparados con todas las comodidades, todo parecía perfecto aquel fin de semana… La gente fue llegando poco a poco, con cuentagotas, hasta que por fin hacia el mediodía estábamos casi todas reunidas, solo nos faltaba Ruth, que se incorporaría a la hora de la comida… Como en casi todas las reuniones, sin saber por que, me había tocado encargarme de la barbacoa, imagino que porque les gustaba el punto que le daba a la carne, o sencillamente porque nadie mas quería hacerse cargo, pero bueno, como tampoco me importaba mucho, me puse a la faena con humor y una cerveza helada a mi lado, mientras el olor a carne a la brasa comenzaba a llenar el ambiente… Mientras me dedicaba a estos menesteres, el resto se encontraba preparando la mesa, las ensaladas, las bebidas, o sencillamente paseando por el camping admirando las bellezas que este escondía…. De repente alguien me tapó los ojos por detrás, sentí como una voz conocida me decía: - Cucu, quien soy? Una gran sonrisa ilumino mi cara, esa voz no podía ser de nadie más, esa voz… - Ruth.- Respondí sin ocultar mi alegría. En seguida me di la vuelta, viendo por fin su cara y su sonrisa, dejándome abrazar con efusión y abrazándola yo también con la misma intensidad… - Como estas? Cuanto tiempo sin saber de ti?.- Me dijo al fin tras un prolongado abrazo. - Pues bien, aquí preparando la comida como puedes ver.- Le dije sin perder detalle de sus preciosos ojos verdes. - Y como no he sabido nada de ti en todo este tiempo?.- Volvió a preguntar. - Bueno, después de que la ultima vez que nos vimos, lo único que encontré de ti sobre mi almohada fue aquella nota diciendo: “Lo nuestro no puede ser, te quiero demasiado”, pensé que ya no había motivo para llamarte.- Le dije denotando en mi mirada cierto aire de reproche. - Olvidemos aquello, y disfrutemos de este finde, por fa.- Me dijo con cierto aire de coquetería, luciendo esa mirada y esa sonrisa infantil que sabía que me enloquecía. - Hazme un favor, no me mires así o no responde.- Le dije sonriendo - Pues no respondas jajajajajaja.- Fue su contestación al tiempo que me besaba. Seguimos charlando animadamente mientras terminaba de preparar la barbacoa, hablamos de cómo nos había ido la vida en estos años que no nos habíamos visto, de cómo habíamos ido cambiando de pareja una y otra vez, sin llegar a encontrar a esa “personita” especial con la que soñábamos cuando éramos mas jóvenes, del trabajo, pero sobre todo de los viejos tiempos. Las cervezas frías nos estaban animando, demasiado. Ruth se mostraba extrañamente cariñosa, tocándome, mirándome, besandome de refilón de vez en cuando, pero sobre todo mirándome de esa forma que solo ella sabia hacerlo y aunque intentaba evitarlo, mi cuerpo estaba empezando a reaccionar a tantas atenciones. Afortunadamente nos esperaban para comer, y los gritos del resto de las comensales logró sacarnos del juego en el que nos estábamos metiendo poco a poco, así que recogimos la comida preparada y nos dirigimos hacia la mesa a disfrutar de la comida con el resto de nuestras amigas. Ruth no dudo ni por un instante en sentarse a mi lado con la excusa de seguir poniéndonos al día… A lo largo de toda la comida seguimos con nuestras bromas, charlando animadamente con el resto de nuestras amigas, entrando en todas las bromas del grupo y en los comentarios picantes que ya se empezaban a desarrollar como consecuencia de la ingesta de alcohol que se estaba produciendo en la comida. Empezamos a bromear en como se iban a repartir los bungalows, quien iba a dormir con quien y como, decidiéndose finalmente que dormiríamos como lo hacíamos antiguamente, es decir, cada cual con la pareja que tuvo antaño… La sonrisa de Ruth no tenía calificativo cuando se tomo esta decisión ya que sabía que dormiría conmigo… Tras la comida, decidí darme una pequeña ducha para espabilarme un poco ya que tanto alcohol empezaba a hacer mella en mi estado y quería estar despejada para no perderme ningún detalle de la reunión. Sin decir nada me dirigí hacia mi bungalow, me desvestí y me metí en la ducha, una rápida ducha fría me pondría en forma de nuevo. Mientras me lavaba el pelo empecé a notar que el agua comenzaba a salir mas caliente poco a poco, me limpie como pude el jabón de los ojos para intentar descubrir el motivo de ese cambio de temperatura, y cuando conseguí abrir los ojos pude verla ahí al borde de la ducha, desnuda y sonriéndome como a mi me gustaba. Sin mediar palabra se metió conmigo a la ducha abrazándome y besandome al hacerlo, sin que yo se lo impidiera. Como hacerlo con ese cuerpazo que lucia desnuda?. Ya no quise, ni pude controlar las reacciones de mi cuerpo al contacto con el suyo, y sencillamente hice y me deje hacer… El contacto de su cuerpo bajo el agua de la ducha fue como un detonante en el mío. La excitación de su contacto era tan fuerte que mis manos ya no pudieron permanecer quietas, empezando a sentir en mis dedos la suavidad de su piel y en mis sentidos la excitación latente. Empecé a besarla suavemente, pero Ruth no estaba dispuesta a que fuera suave, era un volcán latente de deseo y lo dejo muy claro cuando introdujo su lengua en mi boca dejándome casi sin respiración al tiempo que cojia mis manos y las ponía en sus pechos… Como resistirse a ese dulce deseo?... Sin oponer resistencia deje que me apoyara contra la fría pared de la ducha, dejando que besara mi cuello y que poco a poco fuera bajando hacia mis pechos, donde su lengua seguía realizando esos estupendos trabajos que tan bien conocía… Sus manos comenzaban a bajar por mi cuerpo buscando la humedad de mi sexo, encontrándolo sin ningún problema, abierto y dispuesto para ella… Una oleada de sensaciones recorrió mi cuerpo al sentir como Ruth se introducían en él, sin prisa, pero sin pausa… Primero un dedo, después dos, acompasando su movimiento al de mis caderas, ajustando la profundidad de sus besos a la excitación de mi cuerpo, lamiendo, mordiendo mis pezones sin compasión, buscando un rápido final que yo no estaba dispuesta a concederle… Antes de que Ruth pudiera reaccionar había cambiado la dirección del juego, poniéndola a ella de cara a la pared pudiendo disfrutar de su espalda con mi boca y de sus pechos con mis manos, dejando que el agua caliente cayera sobre nuestros cuerpos, al tiempo que mordía sus hombros y besaba su cuello… Cuando quiso protestar por el cambio, uno de mis dedos se introdujo en ella, ahogando sus protestas en un ligero gemido, leve, suave, pero que le salía del alma. Al tiempo que entraba y salía de ella sentí como su cuerpo iba acompasándose a mis movimientos, frotando su increíble trasero contra mi pelvis, cosa que me estaba poniendo a mil, ya que su ritmo se iba haciendo cada vez más rápido, más intenso, incrementándose cuando mi otra mano bajo para hacerse cargo de su clítoris crecido, palpitante, expectante… Cuando quise darme cuenta, sentí como una de las manos de Ruth descendía por mi abdomen en busca del alojamiento que había perdido anteriormente, con destreza pasó primero por mi clítoris, acariciándolo suavemente al principio para trabajarlo con más rapidez después, logrando que me volviera loca de deseo, de pasión, incrementando el ritmo de mis acometidas en su interior… Ya no sabíamos si estábamos en una ducha o en una sauna, el vapor que se desprendía no sabíamos si era por el agua caliente o por el calor de nuestros cuerpos en ebullición, solo éramos conscientes del placer que queríamos proporcionar y del que queríamos recibir. Nuestros cuerpos se movían frenéticamente el uno contra el otro, nuestras manos no paraban quietas en los alojamientos elegidos, todo era pasión, ganas de dar y de recibir placer, ganas de alcanzar el frenesí final… De repente Ruth se paró, se quedó quieta, tensándose todos sus músculos, al tiempo que se introducía totalmente en mí. Empezó a gemir, a gritar como una loca, a convulsionarse sin control, pero sin dejar de estar dentro de mí, provocando que a mí también me llegara el orgasmo, haciendo que una oleada de intensos espasmos me recorrieran de arriba abajo, logrando que todo mi cuerpo convulsionara junto al suyo, consiguiendo que de mi garganta afloraran gemidos, gritos, palabras incoherentes y sin sentido que expresaban mi placer… Su sexo se contraía contra mis dedos, atrapándolos, impidiendo que estos pudieran escaparse de su alojamiento… No se cuanto pudo durar, perdí la noción del tiempo, por un instante solo quería seguir sintiendo tanto placer, al mismo tiempo que lo estaba proporcionando… Y de repente todo se calmó, todo se relajó, desapareció el vapor de la ducha, desaparecieron los gemidos, se acallaron los gritos, se perdió el nerviosismo, solo quedamos nosotras, una encima de la otra, respirando entrecortadamente, con una sonrisa de satisfacción en nuestros rostros, y una gran calma en nuestros cuerpos… Terminamos de ducharnos, en silencio, sin decir nada, recordando los momentos vividos hacia un instante, sin perder la sonrisa, sin dejar de mirarnos, pensando en los momentos que iban a venir más tarde… Iba a ser una acampada memorable…..

Olas de PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora