hace poco me termine de ver la famosísima saga de Crepúsculo y se me ocurrió hacer una historia de el personaje así que espero y les guste.
disfruten mucho y espero y lo lean completo jaja.
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Mi nombre es Ainara, Ainara Evenson, tengo 20 años y estoy en mi último año de secundaria. Hago boxeo desde los 14 años, pero también canto, bailo y tocó la guitarra.
Mis padres (Owen y María) y yo somos de Forks, hasta que un dia les llegó una carta de Italia que decía que tenían que viajar para una capacitación a los mejores médicos cirujanos de todo Estados Unidos.
Obviamente me dolió despedirme de mis únicos amigos, de Sam (que es como un hermano mayor) y de mi crush, Paul Lahote.
Pero cuando llegué a Italia conocí a dos chicas que hasta el día de hoy son como mis hermanas pero de otras madres.
Ellas son Wendy y Aurora. Wen es de California y Aura es de Las Vegas. Ambas me aceptaron tal y como soy desde el primer día.
Carácter: Soy bastante fría con las personas que no conozco, en cambio con las personas que si, soy una ternura y un poco loca. Tengo poca paciencia y soy de enojarme fácilmente.
Cara, cuerpo: -cuerpo envidiable. -abdomen bien definido. -ojos verdes oscuros. -cabello negro y ondulado. -nariz perfecta. -cintura perfecta. -labios carnosos y rojizos.
Mis apodos son: Aina, Ainu, Niri, Ain o Aira.
Bueno eso es todo lo esencial de mi, más adelante sabrán más.
Este soy yo...
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Mi nombre es Paul, Paul Lahote, tengo 22 años, hace dos años termine la secundaria y ahora estoy en la manda de Sam Uley. Soy un hombre lobo, soy malhumorado, me transformo fácil y soy la mano derecha de Sam.
Hace unos años tuve que dejar ir a mi crush, Ainara Evenson, aunque no hablábamos mucho, siempre que estaba en peligro la rescataba de todo, la defendía de cualquier niño la molestará y siempre que lloraba yo la consolaba.
Desde que se fue mi vida cambió, siempre que alguna chica se me acercaba, yo simplemente la ignoraba o simplemente la usaba para una vez y ya.
No era el típico mujeriego, si lo fuera lo haría siempre pero no, lo hacía 4 veces al año, con la esperanza de que ella volviera.
