Capítulo 28: 01 de septiembre

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Los primeros segundos de la alarma comenzaron, no fueron más de tres porque había sido silenciada de inmediato, sus ojos en el techo de la habitación que era iluminada por la claridad de afuera, algo tenue, pero lo suficiente para saber dónde estaba, esa misma luz que se asomaba por las pequeñas aberturas de la tela, realmente quiso volver a cerrarlos y no volver al mundo, a la realidad, pero tenía obligaciones que cumplir.

Al voltear hacia el lado derecho de la cama encontró lo que temía, a nada ni nadie, solo una sábana simple y arrugada que guardaba el abundante perfume de un amante, de tal forma se aferró a la almohada aspirando el fuerte aroma, intentado encontrarlo en su memoria.

Habían pasado meses desde que su mundo dio un vuelco por completo y tan solo días desde que se había puesto de rodillas ante Kim Vante, pisoteando su dignidad para alzar un anillo de compromiso y ser visto con pena, porque los ojos tal cual un par de esmeraldas no hacían más que verlo con cierta gracia, mofándose aún más cuando con una sonrisa altiva se puso la argolla, observando los diamantes incrustados brillando contra luz.

Y horas desde una que hubo una celebración amarga con un poco de alcohol y las emociones encontradas que luchaban entre ellas, como fuertes enemigas, terminando en un burlesco encuentro en la cama dónde Vante dirigía; susurrando en su oído palabras de posesión, afirmando cuánto lo quería para sí mismo, alardeando de cuánto necesitaba JungKook de él. Las llamas de la lujuria mezclándose entre la vulnerabilidad, porque el control que Kim tenía sobre Jeon era tan excesivo como intenso.

En algún momento de la noche cuando los pensamientos fueron más claros, JungKook se preguntó por qué.

Por qué él tenía que salir lastimado que amaba con devoción fue reemplazado.

Por qué él que entregaba su corazón era pisoteado.

Por qué él.

Por qué él tenía que salir tan lastimado.

Un encuentro que debió terminar en lo que se suponía era una noche exuberante de amor, de sentimientos correspondidos y una alegría desbordante, lo que una pareja debía sentir, pero JungKook había sido utilizado nada más, porque, aunque haya amado tocar la piel ajena no podía dejar de sentir incorrecto todo aquello, como si en realidad él fuera el segundo en la vida del hombre que quería, cuando en realidad él debía ser el primero y el único.

Así como para JungKook, no había ninguna otra persona por encima del hombre que quería, ni más importante.

Ni bien habían pasado minutos Vante ya había dejado la habitación para salir a fumar, beber algo y regresar a la habitación donde había comenzado a dormir, dejándolo solo entre lágrimas silenciosas, herido.

Despertó de tal forma, recordando todo y esforzándose para seguir, guardó todo en la profundidad de su mente.

Cerró los ojos para tomar aire, saliendo de la habitación después de adoptar esa personalidad sumisa y tonta, saludando a la señora Yeo que estaba en la cocina, dejando el cotidiano café y un pequeño plato de galletas en la mesa, él la observó curioso por ese gesto.

ㅡHay que celebrar nuestra existencia en este mundo tan bonito, son de avellana. Tenga un buen día Señor Jeon.

Una sonrisa fue el silencioso agradecimiento que obtuvo la anciana, dispuesto a comer lo que le había obsequiado y amando el sabor dulce que contrastaba con su café, dio un último sorbo comenzando con su deber tras escuchar los pasos pesados de la segunda persona, JungKook se apresuró para acompañarlo y estar a su lado, porque así debía ser de ahora en adelante.

ㅡBuenos días Taehyung ¿Dormiste bien? Pensé que volverías a nuestra cama después.

El castaño iba concentrado en la pantalla de su iPad, con un auricular en su oreja ㅡ. Discúlpame un segundo Gigiㅡ dijo, dirigiendo una corta mirada al rubio ㅡ. ¿Solo porque tuvimos sexo y me diste un anillo? No me estoy atando a ti, JungKook.

Youniverse || kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora