★ suck my d*ck !!

987 54 3
                                    

entonces los días habían pasado desde aquel encuentro en la cocina, ivan por su parte trataba de mantener su perfil bajo e ignorar el asunto como si no supiera de qué se tratara, era consciente que cada que estaban a solas, rodrigo le daba entonces esas miradas. trataba de esconder lo mucho que le encantaba recibir la atención de su padrastro por supuesto.

incluso con su mamá en casa, y era tan divertido verlo morderse el labio sabiendo que no podría hacer nada, entonces aprovechaba para menear sus caderas y provocarle sutilmente, porque ivan adoraba romper las reglas y por supuesto rodrigo sabía controlar eso. la tensión entre ellos aumentando mientras pasaban los días.

finalmente, su madre obtuvo el turno de la noche y eso significaba que ambos quedarían solos en casa hasta pasado el amanecer, la oportunidad perfecta posándose frente sus ojos para poder tener un mínimo acercamiento. sonaba tan mal, verdaderamente mal, ¿cómo podrían siquiera imaginar en estar juntos cuando ambos obviamente no podrían? pero la idea de hacer algo prohibido, la simple idea de poder rozar sus dedos contra ese paraíso prohibido los llenaba tanto a ambos.

─te dejé comida en el microondas. ─murmuró su madre antes de darle un beso en la frente como despedida, ─le dices a rodri que no duerma tarde.

─lo haré, descuida, ten cuidado.

una vez su madre desapareció de su campo visual, suspiró cerrando la puerta, asustandosé al ver a su padrastro de pie en las escaleras.

─¿estamos solos ya? ─el mayor arqueó una ceja, bajando y acercándose a él.

se miraron durante unos segundos. no pudieron contenerlo más y finalmente terminaron por unir sus labios en un desesperado beso, sus lenguas tocándose y jadeos llenando el aire, las manos de ivan se pasaban por el cabello del australiano desordenando el mismo con sus dedos, tan ensismiado en la manera en la que sus labios lo dominaban y le hacían suspirar; sentía que estaba ardiendo, las manos del mayor en sus glúteos. maldición eso estaba muy mal de todas las maneras pero no le importaba porque estaba disfrutándolo. había tiempo para tocarse, para besarse, en realidad tenían toda una noche pero no estaban seguros si aguantarían más. las prendas iban abandonando sus cuerpos y pronto, estuvieron en ropa interior frotándose y besándose como si se les fuera la vida en ello, ni siquiera percatandosé cuando habían llegado a su habitación.

─eres un pequeño maleducado. ─dijo entonces rodri, mientras su diestra acariciaba el cuello del menor, mordiendo su labio inferior. ─¿quién te crees para provocarme y pensar en salirte con la tuya?

ivan lo supo desde el primer día. rodrigo era un maldito obsesivo con el control, en cada acción, en cada gesto podía notarse. por eso no se mostraba para sorprendido por su actitud, más bien, se encontraba curioso.

─no lo sé, papi, quizás me creo el pequeño hijo de tu esposa al que te vas a follar ─argumentó el menor con una notoria burla en su voz.

gimiendo cuando el agarre posesivo de rodri se afianzó, todas esas sensaciones podrían llevarlo al éxtasis en tan solo segundos, dedos desesperados recorriendo sus curvas y labios calientes tocando cada centímetro de piel expuesta. ivan solo se dedicaba a gemir y a disfrutar, adorando cada sensación, porque él sabía que a los hombres como rodrigo le gustaban los niños como él, él sabía que rodrigo lo tocaría en el punto exacto de placer hasta hacerle gritar. aunque por supuesto, el menor también quería darle algo de diversión y pronto el panorama cambió, ahora el australiano se encontraba sentado en el borde de la cama mientras el pequeño azabache arrodillado entre sus piernas.

─mhm, papi, ¿vas a follarme como me gusta? ─preguntó descaradamente con esa mirada inocentona mientras su mano se deslizaba a través de su dura polla cubierta por la ropa interior, oyendo el jadeo del mayor; ─porque a mi me gustan los hombres mayores que me toquen bien.

─te daré todo lo que me pidas, amor. ─respondió a su vez mientras su mano se deslizaba dulcemente en una caricia a través de su mejilla.

la ropa interior del mayor terminó en el suelo, la mano de ivan envolviendo la base de su pene, empezando a masturbarlo con lentitud en tanto pasaba su lengua por su glande; la imagen era tan jodidamente obscena: tenía al inocente ivan arrodillado en medio de sus piernas, chupando con fervor la punta de su pene mientras con su otra mano se encargaba de masturbarlo.

─lo haces tan bien, eres un buen cachorro. ─carrera dejó varias palmadas sobre la cabeza del adolescente, quien se sonrojó de sobremanera continuando con su trabajo.

luego de unos minutos finalmente ivan se enderezó, deslizando su ropa interior hacia abajo y quedando completamente desnudo, rodrigo no pudo evitar perderse en aquella bonita curva de su cintura. quería marcarlo, hacerlo llorar de placer, hacer que ese niño rebelde que desde un principio le estaba provocando se volviese tan sumiso como un perrito entrenado, esos ojitos preciosos mirándolo con curiosidad pero al mismo tiempo lujuria, estaba cerca de perder la cordura por aquel adolescente.

─apoya tu pecho en la cama, deja que papi se encargue de ti. ─murmuró con voz ronca y sensual, viéndole obedecer a sus palabras. una vez el menor estuvo colocado en aquella posición, se acomodó detrás de él.

usando sus grandes y venosas manos para abrir sus glúteos carnosos, tomando en su diestra su propio miembro y introduciendo apenas el glande para volver a sacarlo, provocando pucheros y gemidos de queja en el más chico.

─¿te divierte que juegue así contigo, huh? ─arqueó una ceja de nuevo empujando su miembro en el interior del menor, pero esta vez hasta la mitad, ─por supuesto que te encanta, ser mi pequeña mascota, ¿eso es lo que buscabas, ivancito?

─papi, papi, por favor... p-por favor... ─su voz ni siquiera sonaba estable, no podía pensar ni contradecir solo quería que el mayor le permita sentir ese placer que quemaba por dentro y fluía por todo su cuerpo.

─por favor qué? si vas a usar las palabras asegura que al menos sea coherente.

ivan empujó sus caderas hacia atrás con desesperación porque no había una maldita manera -de verdad, aunque lo intentó, de que pudiese hablar algo mínimamente coherente en esos instantes, solo deseaba que rodrigo se hundiera en su interior. y así fue como pasó, sin hacerse esperar mucho, se hundió en su interior de una sola estocada. su diestra tomó al menor de los cabellos, empezando a arremeter con fuerza contra él escuchando sus placenteros lloriqueos. joder, eso era muchísimo mejor que en sus fantasias, ivan se veía más sumiso, hundiendo su rostro en la almohada dejando salir sus quejidos ahogados.

tan bonito, tan precioso, tan único. como amaba por fin estar dominando a ese precioso chico con rostro de cachorrito, sin importar que fuese el hijo de su futura esposa.

─te ves tan bonito tomando a papi. ─musitó con voz ronca, su mano libre delineando las curvas del muchacho ─tomándome tan bien como la puta que eres, ¿no es así, ivan? una pequeña pera que adora tener una buena polla dentro de su culo

y con esa misma mano libre, un pesado azote llegó al glúteo de ivan, quien lloriqueó lleno de placer. levantando apenas la cabeza y girándose para intentar ver a través de las lágrimas.

─pero eso es lo que querías, ¿no, papi? ─esos malditos ojos inocentes que
calentaban tanto a rodrigo, ese niño
iba a volverlo tan loco.

─mío. solo mi perra, solo yo puedo hacerte esto. ─más embestidas fuertes, el cabecero de la cama chocando repetidas veces contra la pared y este sonido viéndose opacado por los gemidos de ivan y el choque entre sus pieles ─¿te queda claro?

ivan no contestó. otra dura embestida que lo hizo llorar.

─pregunté si te queda claro, zorrita.

─si, papi.

satisfecho con esa respuesta, las embestidas siguieron igual de bruscas, hasta que finalmente un arrasador orgasmo llegó. ivan tembló bajo rodri y manchó las sábanas con su esperma, mientras que el australiano lo hizo en su interior.
ambos agitados, sudados y hechos un completo desastre.

─supongo que... ¿ahora soy tu papi oficial? ─se rió el mayor volteando a ver al azabacbe que aún lucía perdido.

─jódete, rodrigo.

y sí, quizás habrían muchas cosas que explicar después de eso, pero ninguno iba a negar lo increible que estuvo el sexo, podrían repetirlo en otra ocasión de seguro.
ya habría tiempo para pensar en eso, ahora, solamente rodri deseaba besar a ivan, su hijastro, hasta cansarse.

¿e iván? él no se negaba.

𝗶𝗺 𝘆𝗲𝗿 𝗱𝗮𝗱 • fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora