capitulo 10

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Era el día de su primera cita, era ya principios de invierno, el cielo estaba cubierto de oscuras nubes y ambas estaban bien abrigadas, para Chae, Mina lucía adorable con su bufanda gigante que cubría la mitad de su rostro y la cantidad de ropa que llevaba puesta haciendo que camine como un pingüino.

Le sonrió completamente encantada.

-Estás muy linda- dijo, mientras tomaba su mano, Mina sonrió de forma pequeña y se ruborizo. Chae siempre le decía que era linda, y cada vez lograba lo mismo, esas cosquillas en su estómago y el calor en sus mejillas

Salieron del cuarto de la mano, caminaron juntos hacia la parada de taxi más cercana, y de allí fueron llevadas hacia el centro comercial.

-Los juegos están en el piso más bajo —dijo Chae, entrando al lugar -¿estás segura?

Mina asintió, sonriendo.

-Minari está muy emocionada de ir, sería muy malo de mi parte si le cancelo a último momento -dijo. -Estaré bien y estaré cerca, si me quieres, sólo llámame... Ya le dije a Minari que tendrá que comportarse.

-De acuerdo, después te llevaré a ese lugar que tanto quieres para cenar- dejó un beso en su mejilla, no se estaban despidiendo realmente, porque Mina estaría cerca y podría ver todo lo que harían, pero no controlaría nada, porque estaría Minari al mando.

Antes de llegar a los juegos, con sólo ver las luces de lejos, escuchó el gritito de alegría de la niña, y sonrió con ternura.

-¡Vamos, vamos, vamos! -Minari tomó su mano y la arrastró hasta el lugar, tuvieron que estar un momento comprando la tarjeta y cargando algo de dinero para ir a los juegos, luego de aquello, Minari la llevó de inmediato a una máquina dónde debía golpear a unos cocodrilos que se asomaban de unas cuevas como su primer entretenimiento.

Siguieron con una máquina que lanzaba agua, luego a a otra que lanzaba pelotas a un payaso con una boca gigante.

Habló muy poco con Minari , la pequeña quería aprovechar para ganar los mayores puntos que podía y cambiar por algún premio, y sólo le gritaba a Chae que estaba perdiendo o que lo estaba haciendo mal.

-¡Chae! No puedes derribar ni siquiera un pino...

-Minari, no soy buena para los juegos, no hago estas cosas.

-Estoy muy decepcionada de ti, eres una perdedora.

-¡Entonces hazlo tú!

-¡No sé jugar a los bolos!

-¡Entonces no me regañes, tonta!

No había muchas personas más en el lugar, cada tanto un padre o par de niños, pero nadie les hacía mucho caso, estuvieron más de una hora en los juegos.

Al final, terminaron gastando lo último del dinero de la tarjeta en una máquina dónde atrapaban caramelos u otras golosinas, y que tenía premio asegurado, así, Chae se encargaba de atrapar todas las cositas que Minari  quería, mientras la pelinegra se paraba a su lado y la miraba mientras iba comiendo unas gomitas de osito que había sacado.

Al terminar, fueron hacia la caja del local, dónde el tipo les mostró sus puntos.

-Tienen un total de quinientos cuarenta y tres puntos, ¿qué les gustaría?

Chae miró a Minari, la menor lo pensó un momento, viendo los estantes con distintos carteles y sus puntos. De repente su rostro se iluminó y sus ojitos brillaron de forma tierna, haciendo a Chae sonreír.

-¡Ese peluchel- señaló a un tigre que se encontraba entre el montón.

El tipo del lugar fue a buscar el juguete. el último que quedaba de esa especie, de un naranja llamativo, era del tamaño de la palma de una mano.

michaeng - Alters Donde viven las historias. Descúbrelo ahora