capítulo 11

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Pasó un mes desde su primera cita, desde que comenzaron su noviazgo, y ambas estaban mas que felices.

Comenzaron a salir todos los fines de semana, Chae llevó a Mina a todos los lugares que quiso, tambien solía llevar a Minari a algún parque, dónde la podía dejar jugar por horas, una ocasión la llevó a una tienda de golosinas, dónde la dejó elegir todas las gomitas que quiso. Aunque después tuvo que cuidar a Mina cuando termino con dolor de estómago, luego de que Minari comiera todos los caramelos.

Desde entonces no la había dejado llevar a Minari a ese lugar, ni volver a comprarle golosinas.

A veces, algunas noches, Miguri la despertaba y se quedaba a pasar el rato con ella, Chae comenzó a guardar algunos chocolates para la pequeña.

Tenía prohibido darle golosinas a Minari , pero no a Miguri.

Miguri no había vuelto a lastimarlas, y se portaba muy bien, era bastante nerviosa y ansiosas  y Chae tenía que verla todo el tiempo, por temor a que hiciera algo peligroso.

A veces la encontraba pellizcándose, o clavando sus uñas en su piel, o rasguñando su cuerpo, se tomaba el tiempo de calmarla, de hacerla sentir bien y de explicarle la cantidad de veces necesarias que ya no debía lastimarse.

-Sé que no lo haces a propósito, eres un chica excelente, sólo debes pensar un poco las cosas cuando veas que te estás lastimando... Ya nadie va a herirte, no tienes que hacerlo tú misma tampoco.

Miguri entendía perfectamente todo lo que le decían, era una niña excelente, pero a veces no podia evitarlo.

Con su novia, Mina, solían tener largas sesiones de besos, últimamente, iban hacia la cama para una tarde de mimos y besos, a veces se quedaban hablando bajo, en suaves murmullos, o solo se quedaban en silencio disfrutando del calor corporal de su pareja, de las caricias sobre su espalda, su cabello, o sus brazos.

Chae nunca la había tocado más allá, siempre había sido muy cuidadosa y suave con ella, siempre la había respetado muchísimo.

Mina no tenía que sentirse mal o preguntarle al respecto para saber que era un tema similar a los besos. Le estaba dando su espacio, y su tiempo, y cuando quisiera sólo tenía que pedirlo.

Al mes de estar saliendo, Mina se sentía lista, al menos para intentar dar un paso, uno más grande, más íntimo.

Aprovechó una de sus sesiones de besos, en las camas, que seguían juntas, para comenzar con sus intenciones.

En el beso, se colocó sobre Chae, sentándose sobre las caderas de la misma, pero en cuanto sintió aquello separó el beso.

-Minnie, ¿qué haces?- preguntó, no había sonado mala o  enojada, sólo quería corroborar con ella lo que ocurría.

-Chaeng yo... creo que ya estoy lista- dijo, sus mejillas estaban muy rojas pero su tono no fue vergonzoso.-No sé hasta dónde puedo llegar, pero quiero intentar.

Chae le sonrió y acarició sus mejillas de forma tierna.

-¿Estás segura?- Mina asintió.- Esta bien... Seré suave, y en cuanto vea que no eres tú, no haré nada.

-Gracias.

-Si sientes algo mal, o no te sientes comoda dime.

La pelinegra asintió, tenía una pequeña sonrisa en su rostro, sus mejillas estaban muy rojas.

Chae se enderezó, quedando sentada en la cama, con Mina aun sobre ella, sus labios fueron hacia el cuello de la mayor, dejando besos, succionando su piel, y rozando sus dientes con suavidad, mientras escuchaba a la pelinegra respirar de forma pesada, encantada con el tacto, enredó sus dedos en el cabello de la rubia, acercándola más.

michaeng - Alters Donde viven las historias. Descúbrelo ahora