Chapter I

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La vida trae consigo muchos giros inesperados, y no sabes en qué momento te va a sorprender. Algunas veces estás en un lugar viviendo tu mejor etapa, y de pronto la vida te dice de la manera más amable posible -como si la vida fuera amable- que tienes que perder todo o que algunas cosas no te van a salir como esperabas.

De alguna manera la vida se había comportado como un grano en el trasero justamente un lunes con la única persona a la que probablemente la suerte se lo traía de juguete.

Jimin no odiaba los lunes, pero tampoco era su día favorito de la semana. Los lunes en la vida de Jimin significaba que se acababan los descansos y tenía que volver a su rutina de trabajo, ir a la escuela, volver a casa y dormir hasta tarde por hacer sus tareas. Y así daba inicio una semana más en la cual lo único que deseaba era que llegara el viernes y adiós trabajo,  adiós escuela. Aunque fuera solo por dos días.

Pero ese lunes Jimin supo que nada de su día iba a estar bien desde el momento en el que su despertador no sonó y despertó una hora después de lo habitual, faltaban quince minutos para la hora en la que saliera el autobús que lo llevaba a la escuela y aún tenía que caminar hasta la estación.

No, no tenía que caminar. Tenía que volar si quería alcanzarlo. Dios, ni siquiera le daría tiempo de bañarse, así que solo se lavó la boca y la cara. A como pudo se cambió de ropa y optó por unos shorts deportivos flojos color negro ya que al parecer había olvidado lavar sus pantalones y tenia toda una montaña de ropa sucia. Estaba pensando seriamente dejar de ver series románticas los fines de semana porque eso le hace olvidar que tiene una vida y responsabilidades consigo mismo que cumplir. Tomó una playera blanca, su mochila y salió de su departamento como alma que la lleva el diablo.

Corrió lo más rápido que pudo. Las calles empezaban a llenarse de personas que caminaban directo a sus trabajos.

—Permiso, deme permiso de pasar. Gracias— Jimin pedía paso y se disculpaba cuando accidentalmente pasaba golpeando a alguien a causa de su prisa.

Sin embargo no importó lo mucho que corrió, solo pudo ver cómo el autobús arrancaba dejándolo atrás, a pesar de que gritó con la esperanza de que el chófer lo oyera este no se detuvo.

—¡Demonios!— exclamó —Muy bien Jimin, sigue desvelándote viendo series y a este paso reprobaras el año por llegar tarde.

Estaba desesperado, necesitaba llegar a la escuela antes de que su maestro decida cortar sus oportunidades de retraso. La escuela estaba muy lejos como para ir caminando o si quiera corriendo, se encontraba al otro extremo de donde vivía y  definitivamente terminaría más rápido en un hospital por desmayo si corría, que en la escuela.

Pero fue en ese preciso momento en que a Jimin se le vino un recuerdo,  ha viajado en el mismo autobús desde que estaba en secundaria, y había una parada como a unas ocho cuadras. El autobús se estacionaba unos minutos ahí para que subieran las personas que esperaban por el, si lo alcanzaba justo en esa parada tendría la oportunidad de subirse y llegar a tiempo a la escuela,  era su única oportunidad ya que él taxi cobraba muy caro y aún no había recibido su pago en el trabajo. No contaba con mucho dinero en mano.

Así que corrió hacia la otra parada, ya había perdido mucho tiempo pensando en la solución y esperaba alcanzar el autobús ahí o de lo contrario lloraría.

Lamentablemente su solución no fue la mejor ya que justamente le faltaba unos cuantos metros cuando vio que el autobús se iba.

—No, no no no— dijo desesperadamente —Por favor deténgase, espéreme. Carajo!!

Corrió detrás del autobús, tratando inútilmente de alcanzarlo, tenía que hacerlo, no había más solución que esa, estaba sudado y cansado pero no se detuvo. Pasó cerca de un establecimiento de postres y sintió algo extraño en su corazón, como un presentimiento.

Once AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora