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Duxo Rethey, el chico de 20 años que a su edad aún seguía teniendole miedo a las tormentas, se encontraba escondido debajo de sus sábanas llorando. Afuera había una gran lluvia acompañada de truenos y relámpagos, los cuales solo hacían que el miedo del chico aumentara.
Desde muy pequeño ha tenido un gran temor por los ruidos fuertes, lo que hizo que cada que escuchara un trueno se asustara a más no poder. Esto se pudo haber arreglado si sus padres lo hubieran consolado en su momento, pero como no pasó, Duxo siempre guardo ese miedo haciendo que en su futuro de adulto lo pasara aún peor, pues antes al menos tenía a sus padres viviendo en su misma casa, ahora ya no.
Odiaba estar solo en esa casa cuando sus miedos tomaban el control sobre él, se sentía tan desprotegido que lo único que podía hacer era llorar hasta que lograra calmarse o cansarse.
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Hoy era otro de esos días lluviosos, lo que hacía la diferencia de otros era que en la casa del Rethey se encontraba su amigo, Aquino By.
Duxo había invitado a su mejor amigo para pasar la tarde juntos jugando videojuegos, en la noche comer y quedarse hasta bastante tarde viendo películas de terror, que en resumen sería una pijamada. Sus planes se arruinaron cuando empezó a llover y la luz se fue en medio de la película, así que prefirieron ir a dormir porque ya era un poco tarde y sabían que la energía no iba a volver pronto.
Usualmente, cuando Aquino se quedaba a dormir en la casa de Duxo ambos dormían en el piso poniendo unas cuantas mantas, ya que para el mayor era un poco injusto que su invitado pasara por la incomodidad de dormir en el suelo, así que para hacerlo más justo decidió que él también debería dormir ahí, claro, cada quien dormía con su manta aparte ya que nunca se les pasaba por la cabeza dormir juntos, ¿Con qué razón lo harían?
Pero hoy era una noche distinta, ambos tuvieron que dormir juntos en la cama de Duxo por la razón de que el día anterior se habían puesto a lavar las mantas, pero el dueño olvidó entrarlas y como llovió ahora estaban todas mojadas. La cama era un poco angosta así que ambos luchaban por no caerse, pues se negaban a dormir cerca, o eso mantuvo Duxo hasta el momento en el que los rayos y truenos hicieron presencia.
