Las lágrimas no dejaban de caer por su rostro. Estás eran como cascadas, algunas llegaban a deslizarse por su cuello o se introducían por su boca, otras tocaban el suelo.
Sentía el consuelo de sus amigos, quienes lo abrazaban o le decian palabras que le gustaría escuchar en alguna ocasión, pero no en esta. Se alejó, solo fue a tomar un poco de aire y a conseguir una botella de agua.
Odiaba los hospitales.
Personas llorando, corriendo preocupadas... Y muchas otras cosas más. Las emociones de las mismas se mezclaban con las suyas, convirtiendose en algo que no se perdía: la esperanza. Pero Minho estaba devastado, no le quedaba absolutamente nada.
Necesitaba ver, para creer.
Necesitaba ver a Jisung riendo a carcajadas, tomando su mano o comiendo con las mejillas infladas. Necesitaba escuchar su voz, sentir sus caricias, su cuerpo. Quería tocarlo, abrazarlo, decirle que lo amaba.
Que no estaba listo para dejarlo ir, no era el momento.
Los pasillos a su alrededor se hacían cada vez más pequeños y largos, sentía que estaba atrapado en un laberinto, o solo en un cuarto oscuro; no encontraba salida. Estaba atrapado dentro de la angustia.
Hace seis años que Jisunggie estaba a su lado, ¿cómo diablos podría pensar que de un dia para otro, ya no estaría? Deseaba que ese dia jamás pase. Solo quería que aquel doctor salga, con buenas noticias, pero cada vez que se acercaba más a la habitación, aquél hombre que estaba parado con sus amigos, no dejaba de observarlo con un semblante serio.
—¿Su-Sunggie? —fue lo único que pudo preguntar, aquel nudo estaba convirtiendose en una piedra, hasta el punto de no dejarlo respirar.
—¿Tú eres su novio? —Minho asintió—. ¿sabes dónde están sus padres?
—Ellos murieron hace años. Nosotros somos su familia —respondió en un susurro, sin ser capaz de mirar al médico.
—Bien. Su estado no es el mejor, tuvo un colapso por cansancio, y sabiendo que padece leucemia, es mejor que no tome riesgos de esta manera. De ahora en adelante, debe reposar, o hacer actividades sin esfuerzo. Lamentablemente, tendrá que aprender a convivir con ello.
Minho levantó la mirada y se acercó al hombre. Su voz sono débil, entrecortada, pero pudo finalizar la oración como deseó, solo que la respuesta le daba más que miedo.
—¿Está bien? ¿Está mejorando?
—Él está bien, está despierto. Le sugiero que pase la noche aquí, si para mañana sus niveles están bien, le daré el alta. Y para la otra pregunta, aún no puedo decirte nada, solo que el cáncer no ha crecido mucho, así que es un leve avance, pero hay que estar listos para cualquier cosa. Pueden pasar a verlo, por favor, no lo alteren.
El hombre se fue, destruyendo por completo el mundo de Minho.
Las últimas lágrimas se deslizaron por las mejillas de Lee, las cuales obtuvieron un leve color carmesí. Las limpió, y a pesar de que sus fuerzas no le permitian, cambió la tristeza por una sonrisa, sabiendo que no convencía a nadie, pero al menos, quería alegrarle la noche a Jisung, aunque su sonrisa aún siga transmitiendo dolor.
Tomó aire y lo largó, tratando de tranquilizar los latidos de su corazón; él también estaba loco por estar al lado de su Sunggie.
Abrió la puerta y la cerró detrás de sí. Lo vió allí, acostado, dándole la espalda. Se acercó a la camilla con lentitud, quería hablar, decirle que lo había extrañado, pero las palabras se habían vuelto un nudo en sus garganta, el cual no podia desarmar. Llevó su mano hacia la cabellera del ajeno y acarició cada hebra, notando como Jisung derramaba lagrimas en silencio.
—Lo siento —murmuró el menor—. Me has dicho tantas veces que me detenga... Solo creí que estaba mejorando, que la leucemia se estaba yendo y volvía a hacer el mismo Jisung de antes. Lo siento por no escucharte, y por preocuparte.
Minho cerró sus ojos y largó un sollozo, logrando que el ajeno se diera la vuelta. Han lo observó y se dió cuenta que solo estaba lastimando a quienes lo rodeaban, solo por sus decisiones estúpidas.
—No te disculpes, no lo hagas —dijo Minho finalmente, inhalando un poco de aire—. El doctor me dijo que el cáncer no ha avanzado, así que sí, estás mejorando, bebé. No digas lo contrario, por favor.
Lee solo acariciaba sus mejillas de Jisung.
Quería palpar en su cuerpo, en su memoria, cada centímetro del precioso rostro que Jisung poseia. Que el tacto de la suave piel quedara en él, no como un recuerdo, sino como algo que podia observar todas las mañanas, y todas las noches.
—No me acaricies como si fuese el último dia...
—Ji, claro que no es el último dia. No hay fin, bebé, esto no terminará —sonrió, esta vez, fue una sonrisa dulce y sincera.
Jisung no pudo corresponderle, solo movió su cuerpo hacia un costado, dándole lugar a su novio para que se acostara a su lado. Cuando el cuerpo del mayor lo rodeó, se permitió acomodarse en su pecho.
—Yo debería acariciarte de esa forma, así guardo tu rostro en mi corazón —murmuró y levantó un poco su cabeza para mirar a Lee—. ¿No me olvidarás, verdad?
—¿Qué parte de que estás mejorando no entendiste? No digas esas cosas Ji, no seas tan pesimista.
—No es que sea pesimista, solo soy realista. Hay dos cosas que pueden pasar: o vivo toda una vida contigo, o me preparo para el final de nuestra historia. Por favor, permíteme acariciarte el rostro, necesito grabarlo en mi corazón. No solo eso, sino tus manos y el tacto de ellas... Todo de ti estará en mi corazón siempre, a pesar de que no esté aquí.
—Puedes acariciarme el rostro, tomar mis manos... Pero no pienses así, no te iras de mi lado. Tú y yo viviremos una vida llena de salud y felicidad. Por favor no lo olvides.
Jisung volvió a recostar su cabeza en su pecho, sintiendo como los latidos de su corazón creaban nuevas defensas en su débil sistema.
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━ 𝑅𝑒𝑚𝑒𝑚𝑏𝑒𝑟 𝑚𝑒 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔
FanficJisung tenía diez cosas que hacen antes de morir: 1; Teñirse el cabello de azul. 2; Subirse a una montaña rusa. 3; Recordar el rostro de su novio en su corazón. 4; Grabar videos, para que no olvidaran su voz. 5; Follar hasta el amanecer. 6; Ganar po...