delicate

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06/1997

Enrique se despertó solo en una habitación de hotel, apenas recordaba como habia llegado ahí, miró hacía los lados y vio su ropa del día anterior en el suelo, ahi se dio cuenta de que estaba desnudo, sin contar su camisa que aunque estaba desarreglada seguía sobre su cuerpo. No habia nadie a su alrededor, se encontraba completamente solo, eso le extraño ya que el no había reservado ninguna habitación en aquel hotel. De repente una imagen se hizo clara en su cabeza, él tumbado boca arriba mientras Figo, su compañero de equipo intentaba desabrocharle el pantalón.

—Mierda—dijo en voz alta.

Como iba a mirarle a los ojos ahora, y peor que habría significado para el portugués, ¿solo habia sido una noche? el español daba gracias de que el contrario ya no se encontrará allí si no, seria incapaz de hablar con él. Eso era lo que iba hacer, no iba ha hablar con él, no queria llevarse ninguna desilusión, aparte no sabía si aquella noche había dicho algo que no debería haber dicho, quizas le había confesado lo que sentía, en aquel caso el portugués le buscaría para hablarlo.

Pero los días pasaron y el menor nunca le volvió a dirigir la palabra, quizas era porque no se habían visto ya que era verano y tenían vacaciones o quizas era porque ni siquiera lo recordaba, o que había sido tan repugnate para él que no quería ni verle. Esos pensamientos pasaban por su cabeza, se contraba en la casa del Guardiola, tomando algo, mientras el catalán le decía lo mucho qje extrañaba al traductor ya que se habia ido de vacaciones a portugal para ver a su familia.

—Pep

—¿Si?

—¿Te acuerdas de la fiesta de final de temporada?

—Si, como para no hacerlo.

—Figo me la chupo.

—Estas de puta broma, que conys.

—No digas nada, no he hablado con él desde entonces.

—¿Pero que pasó?

—No se, no me acuerdo, solo tengo esa imagen. ¿Y si le dije lo que sentía? Yo creo que me odia.

—¿Le has llamado?

—Como quieres que le llame, seguro de arrepiente y no quiere volver a verme.

El mayor daba vueltas por el salón del catalán con las manos en la cabeza, porque le pasaban estas cosas.

—Relájate, ¿de que te acuerdas? ¿donde fue?

—Yo solo me acuerdo de que estaba hablando con un chico y Figo me llevo a no se donde y de repente estabamos en una habitación y le besé, lo otro ya te lo he dicho.

—¿No te acuerdas de nada más? ¿No hablasteis? Porque yo me acuerdo de estar con él y se puso muy celoso de verte hablando con el chico y le dijimos que fuera contigo y luego desaparecisteis.

—Se que hablemos de algo, pero no sé exactamente que le dije. Soy imbecil.

—Pero te siguio el beso ¿no?

—Lo hizo porque estaba borracho.

—Deberíais hablar, yo te lo he dicho, cuando te vio con aquel chico se puso muy celoso.

—Seguro que te lo imaginaste.

—Tu no me hagas caso, pero yo ya te he dicho que tienes que hablar con él—finalizó el menor.

Mientras tanto Mourinho se encontraba en portugal, en una cafetería, acabando de desayunar, cuando alguien le toco el hombro. Se giró y pudo ver a Figo.

—¿Luis que haces aquí?

—Visitar a mi familia, ¿y tú?

—Igual.

reputation-L. figo - L. EnriqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora