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                          ⏤͟͟͞͞❀ La pasión y el enamoramiento

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Durante este estado sentimos un fuerte deseo y atracción hacia el otro. Es aquí el momento en el que se produce una marcada sensación de bienestar que invade la vida del enamorado o enamorada.

Esta es la instancia más placentera de la relación. Y es por eso que, en esta fase, sólo podemos ver en el otro la proyección de nuestra idealización. Somos dominados por las hormonas vinculadas a la felicidad y el bienestar.

La famosa etapa del “enamoramiento” es la más sencilla y estimulante de todas. En la «luna de miel», los integrantes sacan su lado romántico y se sienten intensamente atraídos el uno por el otro.

Es un momento en el que las personas que conforman la pareja se van explorando emocional y físicamente.  Ambos pueden encontrarse enceguecidos con la novedad y son incapaces de ver en el otro algún defecto. El vinculo se caracteriza en este estadio por:

Emociones y sensaciones intensas  causadas por las hormonas que nuestro cerebro libera: en esta instancia nuestra pareja monopoliza nuestros pensamientos. Es común escuchar a un enamorado/a decir: “no puedo dejar de pensar en él/ella”. Es recomendable evitar excederse en la cantidad de tiempo que invertimos en la pareja, esto puede ser perjudicial para el vínculo y para nosotros mismos. La intensidad de la atracción puede generarnos un desgaste personal al provocar que desviemos la atención que debemos enfocar en otros objetivos importantes.
En esta etapa “el amor es una droga” porque los niveles de dopamina suben considerablemente y aumentan nuestra sensación de felicidad. La diversión y emoción nos dominan y nos hacen caer en la falsa creencia de que toda la relación será así.
La pareja evade las diferencias y se centra en las similitudes. Existe una tendencia a querer buscar alguien “perfecto” para uno e intentar pensar que están hechos “el uno para el otro”. Esto también termina afectando la relación, porque una pareja sólida se construye sobre los cimientos de la comunicación.

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Eso era lo que sentía la ahora reina del inframundo conocida como Perséfone, se sentía en las nubes del Olimpo. Se había enamorado profundamente de su amado tio Hades, aquel Dios tan bueno y amable había roba su joven corazón. Admitía en voz alta el profundo agradecimiento a la diosa Afrodita y a Eros, por haber puesto en su camino a ese bello y perfecto hombre.

Muy en el fondo de su corazón ella deseaba casarse y formar una familia, pero su madre nunca le permitió entablar alguna relación con uno de sus enamorados, Deméter le imponía, encontra de su voluntad, ser virgen como su tía Hestia y sus hermanas Atenea y Artemisa. Ella no deseaba ser como ellas, deseaba ser libre y poder amar con libertad. Su amada tia Hestia la primera diosa en proclamarse externamente casta, la consolaba dándole palabras de apoyo y que pronto llegaría ese hombre que le amaría como tanto deseaba ella.

Y así fue, en aquella reunión donde vio a los hermanos varones reunirse, lo conoció. Hades su querido tio y ahora esposo la había enamorado a primera vista, sus mejillas ardían al escuchar la suave y gracial risa del adulto, su estómago se revuelve sintiendo las muy conocidas mariposas revolotear ante la voz tan masculina. Cada que pensaba en él se sentía en las nubes, sonreía cada vez e incluso las flores que tanto cuidaba liberaban aromas mucho más adictivos que en otras ocasiones, la primavera era mucho más bella desde que la diosa de la misma estación había caído enamorada.

El rey del helheim se sentía exactamente igual que su querida Perséfone, la diosa de la primavera y reina de los muertos, ella era la mas bella de todas las divinidades femeninas, muy en el fondo de su corazón le agradecía a Tifón haber hecho retumbar al monte Etna, que provocó su salida de su reino en el submundo para así conocer a su amada esposa. Verla cantar con tanta armonía, ver sus cabellos color coral lisos y suaves que se mecían al compas del viento, su bella figura no podría ser inmortalizada en estatuas o pinturas por lo tan perfectas que era, su belleza no podía ser comparada por ningún ser o metáfora existente. ¡Oh, valla! realmente había caído en las garras de un amor ardiente y apasionado, uno que nunca sería apagado por ningún ser viviente sea humano o divinidad, él planeaba que todo fuera perfecto para ellos dos.

Admitía que la forma en que se llevo a su esposa no fue la mejor, pero no podía estar mucho tiempo en el mundo de los vivos su reino lo necesitaba. La aún llamada Kora en ese entonces parecía muy inquieta por lo que debía mantenerla en una de las habitaciones hasta que se calmara, fueron minutos largos pero necesarios hasta que la diosa menor se calmo y él fuera a verla. Su confesión fue la más sincera, expresó todo lo que sentía por ella pero sabia que no sería correspondido de una por la muchacha, por lo que decidió cortejarla.

──Querida Kora, se que eres nueva en esto de amar. Pero yo realmente deseo que seas mi reina, mi amiga, mi amante y mi compañera de vida.  ── las mejillas del rey se habían puestos color caramelo dándole ternura a la fémina  ── por eso antes de que aceptes o me rechaces permíteme cortejarte, deseo que seas testigo de que mis intenciones contigo son serías y que planeó amarte como nunca ame a alguien.

La joven de bellos ojos azules derramó unas cuantas lágrimas alarmando al albino, Hades antes de poder saber que ocurría sintió los suaves y delicados brazos de la muchacha en su cuello, e instintivamente le devolvió el abrazo.

──lo amo mucho señor Hades, usted siempre me ha gustado desde hace mucho tiempo.  ── confeso con las mejillas rojas y llenas de lágrimas  ──y si usted quiere cortejarme no me opondre, porque yo igual deseo cortejarlo como usted merece.

Ambos amantes sonrieron eternecidos, por sus palabras tan sinceras y llenas de amor. Aquel tiempo que tomó su cortejo mutuo fue el necesario para que aquella droga llamada amor se extendiera a todo su organismo, Hades había hecho una boda sencilla una donde ambos unirían sus corazones, su hermana Hera fue su cómplice casandolos a espaldas de su amada hermana mayor Deméter que buscaba con desespero a su "única" hija. Cuando la diosa de la agricultura supo de la ubicación de Kora fue hasta allá con Hermes viendo como su hija comía una de las frutas de aquel mundo tan oscuro, el soberano de los muertos era feliz con su ahora esposa y sabía que su amada estaría triste sin ver a su madre por lo que decreto que por cada semilla consumida Perséfone pasaría una temporada en el inframundo y las otras con su madre en el mundo de los vivos.

Ambos se amaban, y estaban dispuestos a todo con tal de no separarse y también para no lastimar a sus seres queridos. Las estaciones fueron creadas, el tiempo pasaba y ellos seguían tan enamorados como aquella primera vez que se vieron, pero como toda droga que se sigue consumiendo sin parar en algún punto te hará daño y no veras los errores que comentes.

Y eso fue notado por Hades demasiado tarde, su droga los fue consumiendo hasta ya no sentirse satisfechos con la misma dosis dada, y la misma todos los días.

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Primer capítulo y esto que leyeron es por decirlo así "el primer error" de Hades al enamorarse de Perséfone. Ya en el siguiente cap se mostrará el final de la batalla de Qin y Hades junto con la perspectiva de nuestro emperador (por así decirlo)

Sin más me despido chau~

˚₊·͟͟͟͟͟͟͞͞͞͞͞͞➳❥ ꒰ ⌨ ✰ ᏞᎪՏ ҽԵαթαs Ðêl 𝒂𝒎𝒐𝒓  ⁱˢ ᵗʸᵖⁱⁿᵍ··· ꒱ | ೃ࿔₊•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora