03. Las cartas de nadie

4 1 0
                                    

La fuga de la boa constrictor le acarreó a Harry el castigo más largo de su vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La fuga de la boa constrictor le acarreó a Harry el castigo más largo de su vida. Lake ya estaba acostumbrada a este tipo de castigos porque ella era una niña muy revoltosa y expresiva.

Cuando les dieron permiso para salir de su alacena ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley había roto su nueva videocámara, conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas.

Lake se alegraba de que el colegio hubiera terminado, pero no había forma de escapar de la banda
de Dudley, que visitaba la casa cada día.

Piers, Dennis, Malcolm y Gordon eran todos grandes y estúpidos, pero como Dudley era el más grande y el más estúpido de todos, era el jefe.

Los demás se sentían muy felices de practicar el deporte favorito de Dudley: cazar a Harry y a Lake.

Por esa razón, Harry y Lake pasaban tanto tiempo como le resultara posible fuera de la casa, dando vueltas por ahí y pensando en el fin de las vacaciones, cuando podría existir un pequeño rayo de esperanza: en septiembre estudiarían secundaria y, por primera vez en sus vidas, no irían a la misma clase que su primo.

Dudley tenía una plaza en el antiguo colegio de tío Vernon, Smeltings. Piers Polkiss también iría allí.

Harry y Lake, en cambio, iría a la escuela secundaria Stonewall, de la zona.

Dudley encontraba eso muy divertido.

—Allí, en Stonewall, meten las cabezas de la gente en el inodoro el primer día —dijo a Lake—. ¿Quieres venir arriba y ensayar?

—¿Quieres que ensaye yo co. tu gorda cabeza? —dijo Lake amenazadoramente y luego salió corriendo.

—No, gracias —respondió Harry—. Los pobres inodoros nunca han tenido que soportar nada tan horrible como tu cabeza y pueden marearse. —Luego salió corriendo antes de que Dudley pudiera entender lo que le había dicho.

Un día del mes de julio, tía Petunia llevó a Dudley a Londres para comprarle su uniforme de Smeltings, dejando a Harry y a Lake en casa de la señora Figg.

Aquello no resultó tan terrible como de costumbre. La señora Figg se había fracturado la pierna al tropezar con un gato y ya no parecía tan encariñada con ellos como antes. Dejó que Harry viera la televisión y le dio un pedazo de pastel de chocolate que, por el sabor, parecía que había estado guardado desde hacía años.

Aquella tarde, Dudley desfiló por el salón, ante la familia, con su uniforme nuevo. Los muchachos de Smeltings llevaban frac rojo oscuro, pantalones de color naranja y sombrero de paja, rígido y plano. También llevaban bastones con nudos, que utilizaban para pelearse cuando los profesores no los veían.

Debían de pensar que aquél era un buen entrenamiento para la vida futura.

Mientras miraba a Dudley con sus nuevos pantalones, tío Vernon dijo con voz ronca que aquél era el momento de mayor orgullo de su vida.

LAKE POTTER - Harry Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora