05. El callejón Diagon

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Harry y Lake se despertaron temprano aquella mañana

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Harry y Lake se despertaron temprano aquella mañana.

Aunque Lake sabía que ya era de día, mantenía los ojos muy cerrados.

«Ha sido un sueño —se dijo con firmeza—. Soñé que un gigante llamado Hagrid vino a decirme a mí y a Harry que vamos a ir a un colegio de magos. Cuando abra los ojos estaré en casa, en mi alacena.»

Se produjo un súbito golpeteo.

«Y ésa es tía Petunia llamando a la puerta», pensó Lake con el corazón abrumado. Pero todavía no abrió los ojos. Había sido un sueño tan bonito...

Toc. Toc. Toc.

—Está bien —rezongó Lake—. Ya me levanto.

Se incorporó y se le cayó el pesado abrigo negro de Hagrid sobre Harry. Al ver que su hermana se ponía de pie la imitó.

La cabaña estaba iluminada por el sol, la tormenta había pasado, Hagrid estaba dormido en el sofá y había una lechuza golpeando con su pata en la ventana, con un periódico en el pico.

Harry se puso de pie. Ambos estaban tan feliz como si un gran globo se expandiera en sus interiores.

Fue directamente a la ventana y la abrió. La lechuza bajó en picado y dejó el periódico sobre Hagrid, que no se despertó.

Entonces la lechuza se posó en el suelo y comenzó a atacar el abrigo de Hagrid.

—No hagas eso —dijo Lake.

Lake y Harry trataron de apartar a la lechuza, pero ésta cerró el pico amenazadoramente y continuó atacando el abrigo.

—¡Hagrid! —dijo Lake en voz alta—. Aquí hay una lechuza...

—Págala —gruñó Hagrid desde el sofá.

—¿Qué?

—Quiere que le pagues por traer el periódico. Busca en los bolsillos.

El abrigo de Hagrid parecía hecho de bolsillos, con contenidos de todo tipo: manojos de llaves,
proyectiles de metal, bombones de menta, saquitos de té...

Finalmente Harry sacó un puñado de monedas de aspecto extraño.

—Dale cinco knuts —dijo soñoliento Hagrid.

—¿Knuts?

—Esas pequeñas de bronce.

Harry contó las cinco monedas y la lechuza extendió la pata, para que Harry pudiera meter las
monedas en una bolsita de cuero que llevaba atada. Y salió volando por la ventana abierta.

Hagrid bostezó con fuerza, se sentó y se desperezó.

—Es mejor que nos demos prisa, Harry, Lake. Tenemos muchas cosas que hacer hoy. Debemos ir a Londres
a comprar todas las cosas del colegio.

LAKE POTTER - Harry Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora