UNO

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Todo en este lugar me resulta desagradable, desde el estacionamiento, hasta los pasillos, las aulas, los lockers, y en muchas ocasiones las personas. Y eso simplemente pasa cuando no quieres estar en un sitio, o te encuentras en él en contra de tu voluntad.

Dibujo algunos garabatos sin sentido en el borde de una de las páginas del cuaderno de álgebra. Me duele la cabeza de escuchar a todos parloteando, ya quiero irme.

Mi móvil vibra sobre la mesa con una notificación. No me hace falta verlo para saber de quien se trata, de igual forma lo tomo, no tengo nada más entretenido que hacer.

Mensaje de Jade: Te echo de menos, responde a mis llamadas por favor.

Lo dejo a un lado y no me molesto en responder, podría decirle que también le echo de menos, pero lo cierto es que en estos días no he tenido tiempo para eso, solo extraño a una sola persona desde que dejé Carolina del Norte y esa persona es a la abuela. Pero conozco a Jade y sé que me entenderá, llevo días que a penas y le respondo con monosílabos.

—¡Hey Mike! Te llaman en la puerta —me informa Eliot, mi único amigo hasta el momento, y eso es porque somos amigos desde la infancia.

Miro hacia la puerta y veo a Emma esperándome afuera del salón.

Tomo de una vez mi mochila ya que no pienso regresar, y me dirijo hacia la salida. De igual manera es la última clase del día y el profesor ya tiene diez minutos de retraso, así que ya he dado por hecho que no va a llegar.

—Hola hermanito —saluda Emma cuando le paso por el lado olvidándome de que está ahí.

Ella lleva mejor todo este proceso de habernos mudado.

—¡Mike! —me persigue por el pasillo—. ¿Michael, me estás escuchando?

Suspiro hastiado.

—Ya te he escuchado, solo di que sucede —reajusto el asa de mi mochila sobre mi hombro y continúo mi marcha.

—He terminado antes de tiempo, ¿me llevas a casa? —inquiere y la escucho quejarse por lo bajo—. ¿Puedes caminar más despacio, no estamos en tu práctica de futbol?

—Siempre puedes irte en el bus, yo no tengo la culpa de que te hayan suspendido la licencia de conducción por creerte piloto de rally.

—¡Venga ya Mike! ¿Qué te sucede conmigo? Estás muy diferente, si te estoy pidiendo que me lleves es porque el bus no pasa hasta dentro de una hora, y tú ya vas para la casa ¿cierto?

Me fastidia lo que dice.

—Si con ir a casa te refieres a la casa de mi madre, pues sí, allí voy, porque no tengo otra jodida opción.

Emma bufa sin dejar de seguirme.

—Oye yo no tengo la culpa de nada.

Trago saliva y disminuyo el paso ya que los pequeños pies de mi hermana se esfuerzan mucho por llevar mi ritmo.

—Lo siento ¿vale?

Se coloca delante de mí haciendo que me detenga.

—Entonces ¿me llevarás? —se muerde el labio inferior—. No dejarás que tu pobre hermana menor espere el autobús por una hora más —me hace un puchero.

—¿Tengo otra opción? —ruedo los ojos.

—Nope —se pone de puntillas y me revuelve el cabello—. Pero eso ya lo sabías.

—Solo muévete, tengo un partido importante hoy, no quiero llegar tarde.

Ciertamente es lo único que me hace olvidarme un poco de todo el caos de los últimos días.

5 Cosas que no sabes sobre mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora