Hijo de la obscuridad

Escape

Barty salió sonriente detrás de una explosión lanzando hechizos contra uno que otro auror que intentaban detenerlo. Barty, no quería admitirlo pero estaba algo decepcionado de lo fácil que había resultado huir de su celda con ayuda de la poción de Harry; que por cierto los muy estupidos aurores no le habían confiscado cuando lo atraparon. Y bueno, no fue difícil para el mortifago tomar el frasco una vez solo y después de eso recuperar su varita fue todavía más fácil.

Barty derribo a unos cuantos aurores y torturo por un buen rato a otros cuantos hasta que el mortifago se aburrió y continuó su camino hacia la salida.

Barty salió caminando triunfante por la entrada del ministerio y una vez fuera lanzó un par de hechizos destruyendo un poco de los edificios visibles para los muggles y apuntó al cielo colocando la marca tenebrosa. Barty esperaba que con eso de inmediato salieran miles de aurores a detenerlo o que todo fuera una trampa pero nada de eso pasó.

Extrañado, Barty se desapareció e hizo un par de paradas en diferentes lugares aleatorios en caso de que lo estuvieran siguiendo y finalmente regresó con su señor. Pero nada más entrar a la oficina de su lord, Voldemort le lanzó un hechizo a Barty y este se retorció en el piso de dolor.

Vaya bienvenida, me siento como en casa, pensó Barty para luego escuchar el gritó furioso de Voldemort lanzando una segunda maldición.

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Harry se encontraba en pleno duelo contra uno de los mejores magos del lado de la luz, Alastor Moody. El chico ya la tenía bastante difícil con el mago y cuando aparecieron más aurores Harry quiso golpearse por haber sido tan estúpido como para meterse en la boca del lobo y esperar salir vivo.

Harry lanzó hechizos a diestra y siniestra contra los diferentes aurores y pronto Harry logró deshacerse de la mitad de los aurores, sin embargo, Harry no pudo descansar ni un segundo porque pronto llegaron más y más aurores.

No viendo una mejor salida, Harry decidió arriesgarse y realizó complicados movimientos de varita y pronuncio un claro —canus mortir— y pronto de su varita salió una especie de líquido viscoso y negro el cual comenzó a juntarse hasta formar la figura de un gran perro negro.

El perro líquido rugió en su sitio y comenzó a derribar a los aurores que rodeaban al chico, lanzando mordidas y zarpados a diestra y siniestra.

Harry sintió sus fuerzas drenarse por el encantamiento prohibido pero reuniendo las fuerzas que le quedaban el chico logro correr a la salida y con una explosión derribó la puerta.

Antes de salir del lugar Harry dio un vistazo hacía atrás y vio con una sonrisa como Moody y un par de aurores peleaban contra el gran perro negro, definitivamente eso los entretendría por un buen rato.

Agotado por la magia usada, Harry corrió lo más rápido que sus pies le permitían, derribó y esquivó a uno que otro auror por los pasillos del ministerio pero antes de que el chico pudiera llegar al pasillo de las chimeneas del ministerio para escapar, un hechizo lo derribó y Harry cayó de bruces al suelo.

Adolorido, Harry se levantó lo más rápido que pudo y pronto frente a él vio una familiar figura, era James Potter.

—Potter— escupió Harry apuntando al auror y James miro sorprendido al chico puesto que el auror no esperaba que una voz tan joven dijera su nombre con tal veneno.

Harry lanzó una maldición verde contra James y Sirius la desvió con un movimiento de varita sacando a James de su ensoñación.