09. - 𝘀𝗮𝘆 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗴𝗼

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LUEGO DE UNOS DÍAS conviviendo con hassan en méxico, a donde tuvieron que volver porque por obvias razones, el tour había quedado en una suspensión temporal, emilia no podía seguir dejando pasar por alto la charla que se debían junto con su novio. La última semana había sido tranquila, prácticamente no salieron del departamento del mexicano, pero la pelirroja estaba rara y eso hassan lo podía notar. Era su novia, la conocía.

La atmósfera en aquel lugar estaba molestándolos a ambos. Se sentía todo tenso, como si estuvieran a la defensiva todo el tiempo. Las cosas después de la internación no habían estado de lo mejor, sabían que tenían que hablar de lo que sucedido esa fatídica noche.

Asi que esa tarde, cuando estaban sentados en el sillón del living, mientras hassan jugaba en la playstation, emilia tomó cartas en el asunto.

— Hass. —llamó la atención del castaño.

— ¿Si, linda? –le contestó, sin quitar la mirada del televisor.

— ¿Podemos hablar de lo que pasó? —preguntó sin más.

El castaño suspiró, no quería contarle el descontrol que vivió aquella noche a su novia.

— Qué quieres saber? —pausó el videojuego.

— ¿Por qué no dejaste de consumir? —la chica era conocida por no tener pelos en la lengua y mucho menos en un tema tan serio como lo fue la sobredosis que sufrió su novio.

— Mira emi, tu bien conoces las fiestas que se arman luego de los shows, una cosa llevo a la otra—gesticuló con las manos tratando de explicarse y luego chasqueó la lengua— Nomás no me controlé.

Volvió a reanudar la partida. El mexicano se estaba tomando lo que le pasó a la ligera, como si fuera algo mínimo y sin importancia. Como si no lo hubiera dejado sin despertar por doce horas.

— "Nomás no te controlaste" —parpadeó incrédula.

— Bueno, ¿lo siento, si? no volverá a pasar, tampoco para que me andes regañando como a un niño —la última frase la escupió con recelo, se había molestado, no le gustaba que le dijeran las cosas como eran y para su suerte, el no tenía la razón en esta discusión, no estaba en posición de enojarse.

— ¿Perdón? ¿qué pasaba si no te llevaban a tiempo, eh? ¿decime vos cómo ibamos a cargar con el dolor, todas las personas que te queremos? hassan ¡por dios! no es un regaño, es simplemente sentido común, no entiendo porque te lo tomás como si fuese una boludes.

Para este punto, ambos estaban muy enojados y si seguían discutiendo, las cosas entre ellos no mejorarían.

— Pues me vale verga emilia, ya dije que no se volverá a repetir y si no te gusta pues ahí tienes la puerta. —exclamó con un tono de voz más elevado, uno que su novia, no acostumbraba a escuchar.

Emilia abrió los ojos con sorpresa y los relajó con decepción, quiso decir algo pero se contuvo. Tal vez el chico tenía razón. No tenía que reclamarle nada, era su vida después de todo y si él no se priorizaba ni sentía empatía por sus allegados, quién era ella para obligarlo. Se había dicho a sí misma, que la que tenía que priorizarse en ese momento, era ella.

— No quise decir eso bebé, lo lamento, no se qué me pasó. —quiso acercarse a la argentina pero ésta, esquivó su toque en un instante. La había cagado y feo.

— Bueno, cuándo decidas "qué fue lo que pasó"hablamos. —sentenció.

Emilia se levantó del sofá y se dirigió al cuarto de hassan en donde estaba el bolso que había llevado. Empezó a empacar todas sus pertenencias, no sin antes pedirle a beto que le mandaran su avión para volver a argentina, este le confirmó el vuelo y la invadió de preguntas. Preguntas que se dispuso a ignorar.

Toda la secuencia se dió, mientras el más alto insistía en que no se fuera y que no había querido decir lo que dijo. Pero lo hecho, hecho está. Ahora, estaban en la puerta del departamento del mexicano, aunque emilia ya se encontraba fuera de él.

— Emi, porfavor. —dijo casi en un susurro.

Para este punto el corazón de la chica no tenía más pedazos en los que romperse y el corazón de hassan, estaba experimentando por primera vez un dolor tan grande.

— Tengo que volver a buenos aires, perdón. —se detuvo un momento y suspiró— Necesito pensar las cosas.

Ella quería llorar, gritar, tirarse encima del castaño, pedirse disculpas y reconciliarse. No quería hacer lo que estaba haciendo, es decir, siquiera sabía que era lo que estaba haciendo exactamente, pero en ese momento se sentía como lo correcto.

— Pero yo te amo. —los ojos del chico reflejaban dolor, había metido la pata hasta al fondo y lo sabía.

— Y yo también, pero ahora tengo muchas cosas en la cabeza. Solo cuidate ¿si? no te metas en quilombos.

Con quilombos se refería a que peso pluma y sobredosis eran tendencias en twitter desde que el periodismo notificó que estaba en una clínica en estados unidos. Los medios de comunicación no habían tardado en estallar con la noticia del nuevo referente de la música regional mexicana.

— Por favor, por lo menos deja que te lleve al aeropuerto, puedo decirle a val que— la pelirroja lo interrumpió.

— Está bien, no te preocupes voy a tomar un taxi hasta allá, prefiero eso.

Aunque el castaño no había quedado conforme con ello, sabía que su contraria era muy testaruda y no le iba a hacer caso aunque le rogara de rodillas.

— Avísame cuando llegues. —pidió.

Emilia se limitó a asentir y hassan la abrazó. No duró mucho, pues cortaron el abrazo rápidamente. Ninguno de los dos era lo suficientemente fuerte, no estando así. Y para lamento de ambos, se sintió como el último abrazo que se darían en mucho tiempo.

El chico de lunares cerró la puerta despidiéndose de la mujer a la que en uno de sus conciertos, presentó como el amor de su vida.

Se dirigió a su habitación, más precisamente a su mesita de noche y abrió el segundo cajón del mueble sacando una pequeña bolsa que tenía en su interior, un fino polvo marfil.

LUNA ━━ Peso PlumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora