Capítulo 3: La Mirada Inquietante

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El gato negro se convirtió en un objeto de fascinación y temor en Willowbrook. Los habitantes del pueblo estaban divididos entre aquellos que lo veían como un símbolo de maldición y aquellos que creían que tenía el poder de otorgar deseos.

Pero todos coincidían en una cosa: la mirada del gato era inquietante. Cuando sus ojos se posaban en alguien, era como si estuvieran siendo escudriñados por algo más allá de la comprensión humana. La mirada parecía conocer los secretos más oscuros de cada persona.

Sarah, obsesionada por su encuentro inicial con el gato, comenzó a investigar. Pasaba horas en la biblioteca del pueblo, buscando pistas sobre la historia de Willowbrook y cualquier mención de un gato negro similar en el pasado. Lo que descubrió la dejó sin aliento.

Resultó que el gato negro había aparecido en el pueblo en otras ocasiones a lo largo de los siglos, siempre en momentos de gran cambio y turbulencia. Se decía que era un guardián de secretos antiguos y un presagio de eventos importantes.

Las leyendas hablaban de un pacto oscuro que rodeaba al gato, un pacto que otorgaba conocimiento y poder a cambio de un precio terrible. La gente comenzó a especular sobre qué deseo había buscado el gato en esta ocasión y cuál sería el precio que exigiría.

Mientras tanto, el gato continuaba su rondar nocturno, acechando las sombras y observando a los habitantes de Willowbrook con su mirada inquietante. El pueblo estaba al borde de la paranoia, y nadie sabía qué depararía el futuro mientras el enigma del gato negro se profundizaba.

Susurros de Medianoche: El Enigma del Gato NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora